El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso contó su verdad sobre el conflicto armado ante el tribunal especial de paz.
El antiguo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia, Salvatore Mancuso, tiene su única chance de contar una verdad novedosa del conflicto armado y obtener beneficios judiciales de cara a su posible regreso a Colombia.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) lo escuchó en audiencia pública, de la cual se comprometió previamente a revelar detalles jamás conocidos de su papel cómo punto de conexión entre el paramilitarismo y la Fuerza Pública.
La promesa es que hable de alianzas paramilitares con empresarios, miembros del Ejército, funcionarios públicos e, incluso, de cómo llegó a obtener información privilegiada del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
El poder de las Convivir
Tal era el poder de las Convivir y los grupos de autodefensas que, según Mancuso, el excomandante del Bloque Héroes de los Montes de María, alias ‘Diego Vecino’, llegó a la desmovilización paramilitar sin siquiera una orden de captura, en 2006. Por cada dos bajas de guerrilleros que, entre los noventa y los inicios del 2.000 reportaban los paramilitares, explicó Mancuso, recibían un fusil por parte de la Fuerza Pública. El criminal reiteró, como lo ha hecho insistentemente, que en el sector de Urabá y Córdoba las empresas bananeras les pagaron tres centavos de dólar por caja de producto exportado.
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Sobre el poder político, Mancuso explicó que el punto de inflexión a favor de las AUC fueron las negociaciones en El Caguán, en 1998, entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las extintas Farc.
Los gremios políticos y económicos se acercaron con mayor preocupación a las AUC, creyendo que se venía una “dictadura de la guerrilla en el país”. Fue entonces cuando la “oligarquía nacional” solicitó servicios de protección con urgencia, al tiempo que el exguerillero alias ‘Romaña’ iniciaba su método de pescas milagrosas al interior del país. Mancuso dijo, otra vez ante la justicia, que el exvicepresidente Francisco Santos pidió “la creación del Bloque Capital y muchas personas llegaron a pedir, entonces con estos pedidos yo me iba con las Convivir y decía montemos Convivir” aseguró.
Francisco Santos, al volver a escuchar estas aseveraciones que Mancuso ha hecho, no solo ante Justicia y Paz, sino también ante la Corte Suprema de Justicia, dijo que nada es cierto y que tampoco hay pruebas para demostrar su veracidad.
“Todo ese entramado nos permitió fortalecer el discurso político. Al punto de que llegamos a tener gran parte del Congreso, alcaldes, gobernadores, diputados, concejales. El poder que legamos a tener fue descomunal”, agregó Mancuso.
Y sentenció: “Llegamos a incidir en elecciones presidenciales”. En el Cesar, señaló a la familia Gnneco de solicitar apoyo paramilitar. En los Montes de María, hizo lo mismo con Jorge Bisbal Martelo, expresidente de Fedegán y condenado por paramilitarismo.
Aseguró, además, que el exdirector de Fenalco y ministro del Interior, Sabas Pretlet de La Vega, solicitó autodefensas en las troncales que comunicaban el interior del país con la costa. Este último fue condenado por el escándalo de la Yidispolítica. La magistratura de la JEP le recordó que fueron más de 80 las sentencias que la Corte Suprema de Justicia ha proferido por parapolítica.
Cuando la magistratura invitó a Salvatore Mancuso para que hablara sobre el poder que tuvieron las Convivir, el exjefeparailitar señaló un claro ejemplo: el secuestro de Leonor Palmera, la hermana del exjefe guerrillero Simón Trinidad, en 1996.
Todo se gestó en Valledupar y se coordinó la operación con el Ejército y la Policía. De ese secuestro conoció, según Mancuso, el general (r) Iván Ramírez Quintero, quien entonces era comandante de la Primera División del Ejército en Santa Marta. Y agregó que la gran mayoría de instituciones de la Fuerza Pública les entregaban listados de personas a perseguir. DAS. Policía. Ejército. Y hasta infantes de Marina.
Luego de ello, Mancuso dijo que hubo un relacionamiento directo con altos mandos de la Fuerza Pública, incluyendo generales. Como lo ha hecho en distintas instancias de la justicia ordinaria, reiteró que el mayor Henry Rubio, exjefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe y primer comandante de Interpol Colombia, coordinó el crimen del líder de maestros Fredy Francisco Fuentes Paternina. Rubio, señaló Mancuso, le abasteció de policías durante cinco o seis años en Córdoba, cuando era comandante de la Sijín. “Hubo muchas coordinaciones”, concluyó Mancuso.
Por otro lado, Mancuso recordó un episodio particular relacionado con la creación del Bloque Norte de las Autodefensas. Cuando se iba a reunir, para ello, con Santander López Sierra, el Hombre Marlboro, y el condenado exgobernador de La Guajira, Kiko Gómez, a las Convivir de Mancuso les llamó la Policía advirtiéndoles que había un supuesto líder guerrillero haciendo incidencia política. En un pueblo de La Guajira, asesinaron al hombre señalado y salieron rumbo a la reunión. Luego de ello, un teniente de la Policía los detuvo en el camino y reportó al comandante departamental. Esto fue lo que pasó después, según Mancuso:
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“No querían soltarnos. Todo el mundo se enteró. Llamé a Carlos Castaño y le dije que nos iban a llevar a la estación de policía. Y me dijo que iba a llamar en un momentito a José Serrano (al parecer el general en retiro Néstor José Serrano). Que le dijo que llamara a Naranjo, que llamó al coronel Danilo González, para que nos liberara de allá. Organizamos eso y nos dieron salida. Tuvimos que salir disfrazados de policías, porque la comunidad nos quería linchar. Tuvimos que dejar allá a alias Pájaro y al Puma. Un policía me escoltó hasta Zambrano (Bolívar) y me recogió el mayor Méndez de la Sijín, que me escoltó hasta los límites de Córdoba y allá me voy solo”, explicó Mancuso.
Para entrar en contexto, Mancuso aseguró que era un ciudadano del común. Un ganadero de Córdoba, que en su niñez fue campeón nacional de motocross y cuyo “pecado” fue haber tenido una solidez económica en los ochenta. Era la época en la que el Ejército Popular de Liberación (EPL) tenía “arruinado Córdoba”, al punto que habían robado 160.000 reces de ganado y cobraban constantes vacunas contra los empresarios. Fue entonces cuando, según su testimonio, buscó ayuda en el Ejército, que, según recuerda, era tan pobre que tocaba prestarle las camionetas y que lo reclutó como informante.
“Mi segundo rol, como guía, surge de la desesperación y necesidad de enfrentarme a unas personas que vienen a pedirme dinero, cuando no tenía dinero para pagarles”, dijo Mancuso. Luego, señaló que el mismo Ejército le propuso reunir a los ganaderos de Córdoba para crear una red de información. Fue insistente con el nombre del mayor Walter Fratini, del Batallón Junín. Los militares, dijo Mancuso, les enseñaron a los ganaderos tácticas de guerra e inteligencia. Y fueron identificando a guerrilleros, a los que luego daban muerte en operaciones en conjunto. Todo ellos después lo replicarían las autodefensas en todo el país, según su testimonio.
Al tiempo, los ganaderos fueron originando pequeñas escuadrillas de autodefensas denominadas Convivir, amparadas por un decreto del expresidente César Gaviria. “Fueron la manera en la que se le dio legalidad a la ilegalidad”, remarcó Mancuso. Y con esas “convivires” fueron arrasando con las fincas y asesinando a decenas de campesinos que eran señalados de colaboradores de guerrilleros, según la información que a los paramilitares les entregaba el Ejército. La Fuerza Pública, de hecho, les entregó todo lo que necesitaban para las operaciones: Los radios. Los camuflados. El listado de los objetivos. Al tiempo, para 1994, la Casa Castaño lo buscó para aumentar su fuerza en Córdoba, lo que terminó en la creación de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.