La Máscara del Lunes: No Todos los Sustos Están en las Películas.

Captura tomada de la pagina de @cvit_oficial
Columna de opinión Por: Brayan Leonardo Ruiz
En la oficina, la cafetería o en esa llamada de Zoom después de las 7 p.m., se esconde una galería de «monstruos» que no tienen nada que ver con Halloween, pero sí con nuestra salud mental. Las imágenes de @cvit_oficial lo grafican a la perfección: detrás de la sonrisa de la máscara, hay agotamiento, lágrimas y fuego.
https://www.instagram.com/p/DQFAZ2YgHTA/?igsh=aGRpcWZhNTluaWM1 Breve explicación de como los monstruos laborales pueden acabar con nuestra vida.
Hemos normalizado una cultura de trabajo que nos pide «dar el 200%» y disfrazar el dolor. El problema no es el trabajo en sí, sino el sistema que convierte nuestra pasión en agotamiento y nuestra colaboración en autodestrucción.
Del Compromiso al Burnout
El más cruel de estos monstruos es el Burnout o Síndrome de Desgaste Ocupacional. Se nos vende como «pasión» y «compromiso», pero es una trampa. Creemos que parar es fracasar, que pedir ayuda es debilidad. Damos hasta que, como dice el gráfico, «el cuerpo, la mente y el propósito se apagan al mismo tiempo.» Es la diferencia entre amar lo que haces y quemarte vivo por hacerlo.
Los Monstruos Silenciosos
Hay otros demonios operando a diario:
- La Falta de Límites: Se disfraza de «ser colaborador». Respondemos mensajes a medianoche, aceptamos tareas infinitas y callamos para no incomodar. El resultado es que la línea entre la vida laboral y la vida personal desaparece. De pronto, el trabajo es toda tu vida, y eso es insostenible.
- La Depresión Oculta: La frase «No todas las sonrisas significan bienestar» es un puñetazo de realidad. Cumplimos, sonreímos y aparentamos felicidad constante, mientras que por dentro libramos una batalla diaria solo para levantarnos. Esta máscara social hace que la ayuda nunca llegue.
- El Acoso Laboral (Mobbing): A veces llega disfrazado de «bromas entre compañeros» o «buenas intenciones». Son comentarios, miradas o silencios que, en realidad, dejan «heridas invisibles que pesan más que cualquier carga laboral.» Es un veneno lento que destruye la autoestima y el entorno.
La Responsabilidad es Colectiva
El mensaje final de las imágenes es claro y nos interpela a todos: «Si reconoces alguno de estos monstruos en tu entorno, no los ignores.»
La salud mental no es una tarea individual; es una responsabilidad colectiva. Como compañeros, jefes o directivos, observar es el primer paso, pero actuar es el siguiente. Necesitamos romper la cultura del silencio, validar el agotamiento y normalizar que, a veces, detrás de la sonrisa del lunes, hay una persona pidiendo a gritos un espacio para respirar. Es hora de quitar la máscara y priorizar la vida antes que el ‘200%’.
El Costo Real: Más Allá de la Cifra
Cerremos con una dura realidad estadística. Los «monstruos» del trabajo no solo desgastan la mente, también quitan vidas.
Según el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), en el primer trimestre de 2025, se registraron 127.065 accidentes de trabajo y 89 muertes de trabajadores en Colombia.
Detrás de esos fríos números hay tragedias incalculables. Cada enfermedad laboral, cada accidente y cada una de esas 89 muertes representan a un ser humano que perdió la posibilidad de compartir tiempo de calidad con su familia, sus amigos y sus seres queridos por un entorno laboral que falló en protegerlo.
No podemos seguir glorificando el sacrificio ni el agotamiento extremo. El verdadero compromiso de una empresa, y el de cada uno de nosotros, no es quemarse por la labor, sino garantizar que nadie tenga que elegir entre su propósito y su propia vida.
La verdadera productividad no se mide en horas extras, sino en la salud y el bienestar de quienes la construyen. Quitémonos la máscara, antes de que el fuego del burnout nos consuma a todos. Exijamos entornos donde el trabajo sea fuente de vida, no un camino hacia la muerte.
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Foto: Brayan Leonardo Ruiz






