Así nació ‘Otoniel’, el capo del “Clan del Golfo”

Una falsa desmovilización, complicidad en crímenes y operaciones conjuntas hacen parte de la historia desconocida del cabecilla del grupo armado y sus aliados institucionales.
Dairo Antonio Úsuga - Google

Tras su extradición a Estados Unidos, el máximo cabecilla del grupo armado “Clan del Golfo”, dejó una serie de testimonios que demostrarían el nacimiento de uno de los hombres más peligrosos de la historia reciente de Colombia.

Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, habló ante la JEP y allí contó cómo fue su surgimiento, quiénes lo apoyaron, los militares que sirvieron a los paramilitares y dio detalles de la participación de agentes del estado en masacres, desplazamientos y más.

Noticias Caracol dio a conocer un informe especial donde reveló las confesiones de ‘Otoniel’ ante la Jurisdicción Especial para la Paz antes de su extradición a Estados Unidos, donde hoy espera un juicio por narcotráfico.

Todo comenzó gracias a una falsa desmovilización en la que al parecer participaron altos mandos del Ejército. El 2 de octubre de 1996 ocurrió el hecho clave para que ‘Otoniel’ terminara convertido, 25 años después, en uno de los criminales más temidos de Colombia.

Ese día, 26 guerrilleros del frente 58 de las FARC y 46 del frente Elkin Díaz del EPL, que delinquían en el Urabá antioqueño y en Córdoba, se entregaron al Ejército, como lo certifica un acta del programa de reinserción de la Presidencia de la República.

Entre ellos, en el renglón siete, aparecía ‘Otoniel’. Otras decenas más se entregaron en los meses posteriores, como alias ‘Giovani’, el hermano del capo.

En total, fueron más de 200 guerrilleros que supuestamente dejaron las armas y se entregaron a la justicia, pero la gran mayoría de esos hombres termino convertidos en paramilitares. Así lo contó a la JEP, días antes de la extradición de ‘Otoniel’, el mayor retirado del Ejército Juan Carlos Rodríguez, alias ‘Zeus’, quien perteneció a la brigada 11 que adelantó la desmovilización:

“La desmovilización del EPL, eso fue un montaje que planearon los Castaño para darle legalidad y darle un positivo a la División. Porque los del EPL se iban a desmovilizar, pero a las autodefensas, o sea, iban a hacer cambio de brazalete, pero llegaron a unos arreglos de tanta crítica que se estaba viviendo en la época de que no atacaban a los grupos nacientes de autodefensas, le dieron ese positivo a mi general Iván Ramírez”.

Alias ‘Zeus’ fue aliado de ‘Otoniel’ años después en los Llanos orientales, donde él como capitán del Ejército y ‘Otoniel’ como jefe paramilitar coordinaron operaciones y patrullaron juntos.

En esas correrías, dijo ‘Zeus’ a la JEP, ‘Otoniel’ le contó sobre la farsa de esa desmovilización. Aseguró que el general Iván Ramírez, entonces comandante de primera división, organizó la mentira con los paramilitares.

Hubo unas reuniones previas a esta desmovilización y Carlos Castaño dijo que había un grupo que se le iba a unir a las autodefensas y mi general Ramírez le dijo ‘vamos a hacerlos por este lado: los desmovilizamos, hacemos pantalla, sacamos pecho, y luego se los devuelvo a ustedes, pero le damos la vuelta porque necesitamos demostrar resultados en esta región de paz”, dijo el exmilitar.

Alias ‘Zeus’ aseguró también que el entonces coronel Leonardo Barrero, quien ascendió a general y fue comandante de las Fuerzas Militares, y el mayor René Sanabria, también participaron del montaje.

René Sanabria era el dos de la brigada, con mi coronel Leonardo Barrero Gordillo fueron los dos oficiales encargados de esa desmovilización del EPL. (…) Y posteriormente esa gente fue enviada a la Convivir y luego dieron otro paso con las autodefensas. Pero tienen mucho que ver mi coronel Barrero y René Sanabria”.

Una prueba de que se trató de una desmovilización falsa es que al menos 20 de los guerrilleros que se entregaron en 1996 en Córdoba se entregaron nuevamente, casi 10 años después, en la desmovilización de las autodefensas, como Luis Muentes Mendoza, José Higinio Arroyo Ojeda, o Veimar de Jesús Rincón.

Según los testimonios, el Ejército le habría entregado este grupo de desmovilizados, entre ellos ‘Otoniel’, a los paramilitares. El entonces coronel Barrero y sus compañeros recibieron condecoraciones por esta supuesta desmovilización, como lo registró el diario El Meridiano de Córdoba.

El comandante del Ejército, general Harold Bedoya, destacó la operación y aseguró sobre los supuestos desmovilizados: “Ellos hoy le han dicho un no rotundo al crimen que cometían contra la sociedad entera, magnífica y sabia decisión, de ella jamás se arrepentirán”.

Contrario a las palabras del general Bedoya, para un buen grupo de los supuestos desmovilizados, su carrera criminal apenas empezaba. Y en ese despegue de los paramilitares de Córdoba y Urabá miembros del Ejército habrían sido claves. “La relación con la fuerza pública en Urabá en general era en toda parte donde estábamos”, dijo ‘Otoniel’.

Nueve meses después de cambiarse el brazalete y ser entregado a los paramilitares de Carlos Castaño, ‘Otoniel’ emprendió un viaje que lo convirtió en uno de los jefes más temidos de las AUC.

Salimos de Apartadó el 12 de julio del 97, 89 hombres en ese avión que ya es grande, que llegó de Los Cedros a San José del Guaviare”, dijo a la JEP el capo. El magistrado le preguntó entonces: “¿Ese avión de quién era, tanto el chiquito donde mandaron las armas como el grande donde ustedes se desplazaron?”. A lo que ‘Otoniel’ contestó: “El pequeño, decían que era un avión civil; el grande, decían, pues que era del Ejército”.

“Yo era el que iba encargado de toda la gente de Urabá, era yo y un man que le decían el ‘Cura’, éramos cuatro comandantes: ‘Curita’, ‘Marihuano’, ‘Tigre’ y yo. Éramos los cuatro que mandaron de Urabá para los Llanos orientales la primera vez que llegaron”, prosiguió con su relato.

Curita’, a quien menciona ‘Otoniel’ como otro comandante del grupo de paramilitares, es Elkin Orlando Casarrubia, otro de los supuestos desmovilizados del EPL que se entregó en octubre de 1996 al Ejército.

Según el testimonio, sus jefes en las AUC ya habían cuadrado ese viaje con altas esferas militares: “Eso lo cuadraron en Urabá por lo alto. Los comandantes que nos despacharon a nosotros allá fueron ‘Doble Cero’ y ‘Cero Cuatro’. Allá coordinó con la gente de Urabá, con la Policía o Ejército de allá, y aquí en el Guaviare ya lo tenían coordinado porque a nosotros nos iban a mandar uniformados. Con todo encima. Nosotros veníamos como Ejército, todo el mundo uniformado, todo nuevecito”.

En el aeropuerto de Guaviare, según relató Úsuga, la fuerza pública los recibió como sus aliados. “Sí, había Policía y Ejército ahí regado en el aeropuerto. Nosotros hablábamos con René y con ‘Pirata’, con ‘Pirabán’. Estuvimos dos días más en Mapiripán y ahí fue donde él nos dijo que nos moviéramos de ahí porque la tropa (del Ejército) ya iba para Mapiripán”.

En estos días que estuvieron en Mapiripán, los paramilitares asesinaron al menos a 60 personas. Cometieron torturas y hasta desmembramientos. ‘Otoniel’ contó que miembros del Ejército estuvieron al tanto de lo que ocurría: “Pirabán, ellos tenían coordinación con el Ejército para que no nos atacaran”, dijo ‘Otoniel’.

Tras la masacre, ‘Otoniel’ se convirtió en uno de los comandantes claves en la toma paramilitar de los llanos y así encauzó su camino para convertirse años después en uno de los capos más sangrientos y temidos.

Alianza con los Militares

Dairo Antonio Úsuga David llevaba más de 25 años en la guerra y el narcotráfico y en sus declaraciones, la mayoría desconocidas hasta ahora, el que llegó a ser el máximo jefe del “Clan del Golfo” reveló que la alianza de su organización con la Fuerza Pública fue mucho más profunda de lo que el país conoce. Y lo peor, señaló que esta alianza aún se mantiene.

Uno allá en todos esos pueblitos, municipios, comandos de Policía, allá está en nómina casi todo el mundo todavía, en esa región; en Córdoba, en todas partes, la nómina se paga igual. En Urabá, en municipios como San Pedro se paga la ley; Necoclí se paga, esos municipios todos de Urabá, la coordinación de la ley todavía existe completica y se paga la fuerza pública. En Córdoba también, bastante, en los municipios de Tierralta, en Montelíbano se paga a la fuerza pública”, comentó ‘Otoniel’.

El primer rastro de estos nexos, según el testimonio de Dairo Antonio, comenzó con los paramilitares en Urabá en 1996, cuando habrían ayudado al Ejército a ejecutar falsos positivos.

A veces venían las órdenes, venían directamente de la brigada y hacían los falsos positivos. Y a veces los comandantes de las mismas zonas, cuando estaban en operación, pues los comandantes que iban con las mismas tropas cogían a una persona por ahí, la uniformaban y de una vez hacían la baja, que para el permiso. Los comandantes que estaban en la región en la operación (…) echaban la contraguerrilla para el monte y lo que iban hablando era eso: que necesitaban bajas, bajas para poder salir de permiso. Eso era lo que le decían a uno (…). Esa gente decía que eran (las víctimas) colaboradores de la guerrilla allá en el campo, allá en las veredas, organizaban para hacer las bajas, la uniformaban y legalizaban el operativo (…). Hacían la baja y se la llevaban para la brigada y de ahí pa’ lante no sé”, comentó.

Desde sus inicios en las Autodefensas, ‘Otoniel’ dijo haber participado y coordinado operaciones conjuntas con la fuerza pública, que tenían el aval del alto mando.

Se andaba en esas operaciones que se hacían en conjunto con el batallón que llegara a la zona, de una vez se lo presentaban al comandante de la región y de una vez era operación contra la guerrilla. Mucha información de la misma Fuerza Pública, de la gente de inteligencia se le pasaba mucha de esa información a la gente de la organización para los trabajos que se iban a hacer (…). Los comandantes de las compañías tenían comunicación con la brigada, pero con las tropas de la zona teníamos comunicación permanentemente todos”, indicó en su declaración.

Desde ese entonces, también se hablaba de pagos a los militares: “Los militares estaban en nómina, en esa época, sí (…). Eso ya lo manejaba era ‘Doble Cero’ y la casa Castaño, porque uno era comandante en esa época, era de contraguerrilla de tropa. En esa época yo era comandante de contraguerrilla para las operaciones, yo andaba a diario con ellos y sí los tenían en nómina y trabajamos de la mano con los comandantes superiores de ellos”.

Las relaciones de Úsuga David con la Fuerza Pública llegaron hasta los más altos rangos. Según dio detalles, los paramilitares supuestamente le habrían pagado al general Mario Montoya para influir en el traslado de un general aliado de las Autodefensas que les ayudaría en la expansión paramilitar en el Casanare.

Se trató del general Leonardo Barrero, quien fue trasladado al Casanare en enero de 2005, cuando Montoya era comandante de la primera división del Ejército con injerencia en la costa.

Cuando él era comandante aquí en Bogotá y yo estaba allá en el Llano hubo más relación con el comandante, el general Mario Montoya (…). Cuando estaba el comandante Miguel Arroyave, hablaba mucho, pues tenía comunicación con Miguel Arroyave, con el sobrino de él, con Gustavo. En esa época, cuando el traslado de Barrero para el Casanare (…) cuando eso hubo comunicación con Montoya porque a Barrero hubo que darle una plata, el viejo Arroyave le dio una plata a Montoya por el traslado y fuera de eso el frente Casanare, frente a donde yo pertenecía, les tocó dar un apartamento blindado aquí en Bogotá, a Mario Montoya en esa época. Cuando el general Barrero estaba en Guaviare cuadraron para que lo trasladaran para el Casanare cuando la guerra esa que hubo ahí, entonces el comandante Arroyave cuadraron pues con Montoya y dieron una plata para que hicieran el traslado a Casanare de Barrero (…)”, aseguró ‘Otoniel’.

El general Leonardo Barrero llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares y cuando tuvo que retirarse en medio de un escándalo fue candidato a la gobernación del Cauca por el Centro Democrático.

El nombre de este oficial ha estado relacionado a diversas polémicas por presuntos nexos con bandas criminales, pero en estas declaraciones, alias ‘Otoniel’ da nuevos detalles de los vínculos ilegales de este oficial.

En esa parte fue que llegó Barrero al Casanare a colaborarnos con ese conflicto que hubo en Casanare (…). Sí, tenía vínculos con el bloque Centauros (…). Lo que dimos nosotros del frente Paratebueno, del frente Pedro Pablo González, fueron 450 millones de pesos en esa época en el Casanare. En el Guaviare le habían dado 350 que tuve conocimiento”, sostuvo.

El general Barrero no habría sido el único que apoyó a ‘Otoniel’ y sus hombres. Según sus declaraciones, durante la guerra entre dos bloques paramilitares en los Llanos, contaron con el apoyo del DAS, el Gaula, del Ejército y de la Policía.

Se les pagaba a los coroneles, al comandante de la brigada, el Gaula estaba bien, el DAS estaba bien. Entonces, para acabar ese conflicto, ya no con gente tanta de las AUC sino con la Fuerza Pública. Para eso fue que hicieron todos esos movimientos y dieron toda esa plata. Cuando uno tenía un comandante a favor de uno no atacaba a la gente a favor de uno sino al enemigo… en esa guerra ayudó todos (SIC). Hasta la Policía también ayudó ahí”, comentó.

Úsuga aseguró que la Fuerza Aérea también ayudaba en bombardeos: “El apoyo de la Fuerza Aérea sí estuvo en unos combates ahí en Restrepo hacia arriba, tirando hacía San Juanito, pero a nosotros la comunicación la teníamos con el teniente Zapata, que era de inteligencia, y con los helicópteros y el avión que estaba volando arriba que nos salían por Avantel. Pero esa coordinación también nos la cuadró que le saliéramos a esa gente fue don Jorge y Miguel Arroyave”.

Según Úsuga, a quienes participaban de estas operaciones conjuntas se les pagaba entre 50 y 100 millones de pesos, según el tipo de operación. Las armas y las municiones del bloque Centauros eran suministradas -dijo Otoniel- por integrantes de la Fuerza Pública.

Mucha gente que habían sido militares (SIC), que nos llevaban las armas allá (…) fusiles galil, fusiles m16, porque la mayor parte de armamento del Llano llegó de Urabá y ya cuando Miguel Arroyave estaba aquí que ese si compraba mucha arma, acá en Bogotá. Bajó mucha arma de Bogotá, eran fusiles de Indumil (…). Municiones sí nos llevaba mucho allí también, que era un sargento, un sargento de la Policía, un sargento mayor que había sido escolta o era escolta en esa época de Uribe, se llama Carlos Salaque. Un sargento, un mayor que era de la seguridad, que nos llevaba mucho la munición allá al Meta, a Barranca de Upía, a Cumaral”.

Otoniel’ aseguró también que las Autodefensas le habrían pagado al director del DAS Jorge Noguera por nombrar como director de esa entidad en Casanare a Orlando Rivas Tovar, un viejo amigo y aliado de los paramilitares.

Eso lo cuadraron acá en Bogotá, en esa época cuando estaba el que ayudó a eso fue Noguera para hacer el traslado, pidieron una plata para que lo colocarán allá (…). Me dijeron que fue más de 300 millones de pesos, 300 a 500 millones de pesos dieron en esa época aquí, que la dieron que al frente de la Fiscalía, fue lo que tuve conocimiento. Lo más era lo de la colaboración para ese conflicto del Llano en esa época, lo más era para movimientos, para una cosa, la otra. Ese DAS quedó a disposición de las Autodefensas se puede decir, yo hablaba mucho con el director, me tocó moverme en esas camionetas del DAS, Orlando hablaba mucho con uno”.

Las declaraciones de alias ‘Otoniel’ estaban sujetas a los temas competentes de la JEP, aunque cabe resaltar que sus testimonios han servido para conocer un poco más las alianzas entre miembros de la Fuerza Pública con los Paramilitares y cómo se llevaron a cabo operaciones donde hubo muertos, desapariciones y desplazamientos.

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