Escasez de agua y salud pública en Colombia: un riesgo en aumento
La crisis hídrica en Colombia está afectando gravemente la salud pública, exponiendo a millones de personas a enfermedades relacionadas con la falta de acceso a agua potable y condiciones sanitarias adecuadas. La combinación de cambio climático, infraestructura deficiente y racionamiento de agua está agravando esta problemática en todo el país, desde las grandes ciudades hasta las zonas más vulnerables como La Guajira.
Enfermedades relacionadas con el agua
La falta de acceso a agua potable ha incrementado la incidencia de enfermedades gastrointestinales como diarrea, cólera y fiebre tifoidea. Estas enfermedades, altamente prevenibles, son responsables de una parte significativa de las hospitalizaciones en regiones con escasez de agua. La situación es particularmente crítica en comunidades rurales e indígenas, donde las limitaciones de infraestructura y acceso hacen casi imposible garantizar un suministro seguro
En hospitales y centros de salud, la falta de agua afecta la higiene y la capacidad para mantener estándares básicos de asepsia, comprometiendo la seguridad de los pacientes. Esto aumenta el riesgo de infecciones en procedimientos médicos, genera costos adicionales y puede llevar a un colapso en la capacidad operativa de las instituciones de salud.
“La crisis hídrica no solo es una amenaza al medio ambiente , sino que se ha convertido en una crisis sanitaria que afecta directamente la salud pública de millones de colombianos. Por lo tanto, es fundamental que el gobierno y las autoridades locales prioricen la infraestructura hídrica como una cuestión de salud pública, ya que sin acceso adecuado al agua potable, no se puede garantizar la seguridad sanitaria de la población”, expresó Carlos Virú, docente de la Maestría en Administración de Servicios de Salud en Continental Florida University.
Impacto en la nutrición y condiciones sanitarias
En regiones como La Guajira, donde las comunidades indígenas dependen de fuentes de agua cada vez más escasas, se observa un aumento en los casos de desnutrición infantil. La falta de agua no solo limita el acceso a alimentos básicos, sino que también dificulta mantener hábitos de higiene personal, esenciales para prevenir enfermedades
Además, el impacto del racionamiento de agua en Bogotá resalta cómo estas limitaciones pueden exacerbar problemas sanitarios en zonas urbanas densamente pobladas, aumentando la vulnerabilidad de la población a brotes epidémicos.
La crisis hídrica en Colombia ha exacerbado problemas de salud pública, especialmente la desnutrición y deshidratación. Según el Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) el país reportó más de 7.500 casos de desnutrición infantil, con un aumento notable en departamentos como La Guajira, Antioquia y Chocó. En La Guajira, por ejemplo, se han registrado 24 muertes por desnutrición, superando el promedio histórico de la región.
Por su parte El Instituto Nacimiento de Salud dio a conocer los problemas de desnutrición y deshidratación que afectan especialmente a niños menores de 5 años, con un notable impacto en regiones como La Guajira, Guainía, y Guaviare, donde las tasas de desnutrición aguda son significativamente más altas. Según datos recientes, la prevalencia de desnutrición aguda moderada y severa en el país fue de 0,55 por cada 100 menores de 5 años en 2022, mostrando un aumento respecto a años anteriores. Además, el 66% de los casos de mortalidad por desnutrición se dieron en niños ya diagnosticados con desnutrición aguda, lo que resalta la importancia de mejorar los diagnósticos y la intervención a tiempo.
La escasez de agua no solo afecta la disponibilidad de alimentos y agua potable, sino que también agrava las condiciones sanitarias, contribuyendo a enfermedades diarreicas y otros trastornos gastrointestinales. Estos factores son especialmente críticos en zonas rurales y apartadas, donde la infraestructura de salud y agua es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de la población
Soluciones urgentes
Para mitigar el impacto de la crisis hídrica en la salud pública, es necesario priorizar inversiones en infraestructura moderna que garantice un suministro eficiente y equitativo. Asimismo, adoptar tecnologías como sistemas de recolección de agua lluvia y mejorar el tratamiento de aguas residuales son medidas esenciales. Estas acciones deben complementarse con programas de educación sanitaria y campañas de concienciación para fomentar hábitos de uso responsable del agua
El fortalecimiento de las capacidades del sistema de salud, especialmente en regiones vulnerables, es una prioridad urgente. La implementación de medidas preventivas, como la distribución de filtros para agua y kits de higiene, puede marcar una diferencia significativa en la reducción de enfermedades relacionadas con la escasez de agua.
La crisis hídrica en Colombia no es solo un problema ambiental; es una emergencia de salud pública que requiere acción inmediata y sostenida para evitar un colapso en los sistemas sanitarios del país.
“Para mitigar los impactos de la crisis hídrica en las comunidades más vulnerables, es esencial implementar programas de intervención rápida y garantizar la distribución equitativa de recursos para evitar mayores consecuencias sanitarias», expresó Carlos Virú, docente de la Maestría en Administración de Servicios de Salud en Continental Florida University.