Se dispararon los robos con escopolamina en Bogotá

Un hombre de 32 años vivió una pesadilla hace menos de un mes en Bogotá. Era viernes 21 de julio. Estaba en una cervecería del parque de la 93, en el norte de la ciudad. El reloj marcaba las 8:30 de la noche. Estaba tomando unas cervezas en la barra. Había sido un día largo de trabajo.

Pasaron unos minutos cuando otro hombre se le acercó de forma amable. “Era joven de 30 años, con acento paisa, de 1,75 metros de altura, delgado, con gorra verde claro y una sudadera”, detalla en diálogo con este diario.

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Hablaron por un rato y decidieron ir a un bar de salsa en Chapinero, por el sector de Lourdes. En ese lugar, el sujeto le dijo que pagara una botella de licor y que él pagaría la siguiente. Sin embargo, el hombre le dijo que lo dividieran por mitad. En ese momento, él fue al baño. Regresó.

El otro hombre ya tenía media botella de ron. Se tomaron dos tragos. Él volvió a ir al baño porque se sentía extraño. Alcanzó a salir de allí y vio de nuevo al sujeto. Él le dijo que se fueran a otro lugar. Y ese fue su último recuerdo.

Como a él, le ha pasado a cientos de personas este año. Si bien esta práctica no es nueva en la ciudad, lo cierto es que los hurtos han aumentado. Al contrastar las cifras reportadas por la Policía Nacional y la Secretaría de Seguridad, entre el 1.º de enero y el 30 de junio se han reportado 750 casos de robo con escopolamina y sustancias químicas, un aumento del 41 por ciento en comparación con el mismo periodo en 2022.

Si se desagregan los datos, en promedio 4 personas por día han sido robadas bajo esta modalidad. Abril y junio han sido los meses con más registros. En cifras anuales, en 2022 hubo 1.207 casos, una reducción del 9 por ciento respecto al 2021, cuando se reportaron 1.319 casos. Sin embargo, la cifra sigue siendo más alta que los niveles de antes de la pandemia. En 2019 se registraron 1.167 casos y en 2018, 1.003. En años anteriores, al menos hasta 2010, la cifra era menor a mil casos por año.

Expertos consultados aseguran que la escopolamina, o ‘burundanga’ como es llamada, y las sustancias empleadas por los delincuentes pertenecen a la familia de las benzodiacepinas, que son agentes depresores del sistema nervioso central. En medicina tradicional son usados en dosis bajas para tratar la ansiedad y otros trastornos.

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No obstante, los ladrones la emplean para doblegar a sus víctimas. Al cabo de 30 minutos, pueden producir somnolencia, disminución de la concentración y falta de coordinación.

Tanto autoridades como médicos advierten que para evitar caer en este tipo de engaños es primordial no recibir bebidas de extraños ni perder de vista las bebidas propias tanto en lugares públicos como privados. Además, es recomendable “exigir que los envases sean destapados en su presencia y ante cualquier cambio de sabor, no tomar la bebida”, aseguran.

Como advertencias adicionales, los expertos aconsejan tener precauciones al momento de conocer personas, ya sea que haya sido acordado a través de una aplicación de citas o en un establecimiento comercial, y ante cualquier sospecha, evitar continuar con el encuentro.

“Estas personas usan la inteligencia social y datos mínimos, como detalles que las personas publican en redes sociales o que ingenuamente se revelan en las primeras conversaciones, para persuadir a sus víctimas”, puntualizan las autoridades.

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