Por: Miguel Angel Baquero Vanegas, Candidato al Concejo de Bogotá
La política es una de las herramientas más poderosas para el cambio social y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, en la actualidad, el Concejo de Bogotá y muchas otras instituciones públicas se encuentran en una encrucijada. Por un lado, tenemos concejales que llevan décadas en sus curules, y por otro, candidatos que prometen un cambio real y una visión gerencial para la ciudad. ¿Cómo podemos avanzar hacia un futuro mejor para la capital colombiana? La respuesta está en la renovación del Concejo con una nueva generación de líderes, más gerentes y menos políticos.
Bogotá es una ciudad diversa, compleja y en constante evolución. Sin embargo, el Concejo de la ciudad no siempre ha reflejado esta diversidad y ha demostrado estar desfasado en términos de sus soluciones para los problemas contemporáneos de la capital. Con 45 cabildantes, muchos de los cuales han ocupado sus curules durante décadas, es evidente que se necesita un cambio en la forma en que se toman las decisiones en esta corporación pública.
Tenemos concejales que llevan años en el cargo, pero ¿qué cambios significativos han impulsado para abordar problemas críticos como la movilidad, la seguridad, la educación, las basuras o la inclusión social? La respuesta, en muchos casos, es frustrantemente insatisfactoria. Es hora de reconocer que, para abordar los desafíos de Bogotá de manera efectiva, necesitamos una perspectiva fresca y una nueva generación de líderes. La renovación del Concejo con caras nuevas y enfoques frescos es esencial para avanzar hacia una Bogotá más próspera y equitativa.
Es por eso que debe ser alentador ver que personas como yo, que provienen del sector privado y que hemos decidido postularnos para una curul en el Concejo y junto con nuestra experiencia empresarial que a menudo implica la toma de decisiones basada en resultados, la eficiencia, la transparencia y la gestión eficaz de recursos. Estos son exactamente los elementos que faltan en la política tradicional, donde a veces se priorizan las luchas partidistas y las decisiones se toman en función de intereses políticos en lugar de los intereses de la ciudad.
La visión gerencial que los empresarios podemos aportar al gobierno es invaluable. La habilidad para planificar estratégicamente, fijar metas claras y medibles, y gestionar recursos de manera eficiente es esencial para abordar los problemas más apremiantes de Bogotá. La ciudad necesita líderes que enfoquen su energía en soluciones reales y en la construcción de un futuro mejor para todos los ciudadanos.
La perpetuación en el poder de algunos concejales no es saludable para la democracia. En lugar de representar a una ciudad diversa y en constante cambio, algunos han desarrollado intereses personales y políticos arraigados que pueden nublar su juicio y dificultar la toma de decisiones en beneficio de la ciudad.
En las próximas elecciones del 29 de octubre, los ciudadanos de Bogotá tenemos la oportunidad de impulsar un cambio real en la política local. La renovación del Concejo con candidatos del sector privado, como mi propuesta es el primer paso hacia una Bogotá más gerencial y menos politizada. La visión empresarial y la capacidad para implementar soluciones efectivas son activos que la ciudad necesita desesperadamente.
Es hora de dejar atrás las viejas prácticas políticas y abrazar una nueva era de liderazgo en Bogotá.