La violencia que durante el último año ha sacudido a muchas poblaciones colombianas tiene una ineludible explicación: la imparable expansión de los grupos armados ilegales y las bandas de crimen organizado, que entre 2022 y 2023 extendieron sus tentáculos a otros 293 municipios, lo que implica un crecimiento del 36% en su presencia territorial.
Esta es una de las conclusiones que se extraen del monitoreo que hace el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo a las dinámicas de estos grupos. Según la entidad, la organización que más se expandió fue el Clan del Golfo, que pasó de fustigar a los pobladores de 253 municipios en 2022, a 392 en 2023.
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Este cartel narcotraficante ya tiene incidencia en 24 de los 32 departamentos del país.
De acuerdo con datos de la Policía, el sur de Chocó, el Norte de Antioquia y el sur de Bolívar son las regiones en las que más se ha notado ese proceso de expansión, donde choca contra las guerrillas, provocando desplazamientos y confinamientos forzados.
Al revisar el comportamiento histórico del Clan del Golfo, salta a la vista una particularidad: luego de la captura de su máximo líder, el cartel incrementa su presencia territorial. Así pasó cuando detuvieron a Daniel Rendón (“don Mario”) en 2009, y el grupo se extendió a la Costa Pacífica y Llanos Orientales; y cuando cayó Dairo Úsuga (“Otoniel”) en 2021, la facción incrementó sus redes en Bogotá y el Magdalena Medio.
Las dos disidencias de las Farc también aumentaron su dominio. En el último año pasaron de delinquir en 230 poblaciones a 299.
De ellas, la más grande en la actualidad es el Estado Mayor Central (EMC), cuyos frentes inciden en 19 departamentos, mientras que la Segunda Marquetalia lo hace en 15.
Guaviare, Meta, Caquetá y Cauca son los departamentos en los que su expansión ha sido más virulenta, enfrentándose entre sí, contra las FF.MM. y otras estructuras.
Su evolución implicó la creación de nuevos frentes de guerra en este periodo de tiempo. Tal cual ha venido denunciando EL COLOMBIANO, el EMC revivió al frente 4, que opera en los municipios de El Bagre, Nechí, Zaragoza, Segovia y Cantagallo (sur de Bolívar); y también al frente 58, en límites de Urabá y Córdoba.
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La Segunda Marquetalia instaló el frente 1° Armando Ríos Marquetalia Bolivariano (Guaviare), el frente 53 Édison Romaña (subregión del Sumapaz) y el frente 12 (Puerto Wilches y Barrancabermeja), y formó una alianza con la agrupación Comandos de Frontera, en Putumayo.
El ELN, por su parte, pasó de delinquir en 189 municipios a 231, repartidos en 19 departamentos.
El Sistema de Alertas Tempranas no mide la injerencia de estas organizaciones más allá de las fronteras, pero por información militar se conoce que tienen células en crecimiento en Ecuador (provincias de Esmeraldas y Sucumbíos), Panamá (Darién), Perú (Loreto) y Venezuela (Zulia, Táchira, Mérida, Barinas y Apure).
El análisis de la agencia pública incluye a las bandas de crimen organizado, que en 2022 incidían en 141 municipios y ahora están 184, ubicados en 22 departamentos.
De esas bandas, las cuales carecen de fachada política, pero ejercen control territorial armado en sus dominios, las más reconocidas son “la Oficina” y “el Mesa” (Antioquia); “los Flacos”, “la Inmaculada”, “Espartanos” y “Shottas” (Valle del Cauca); “la Cordillera” (Eje Cafetero”); “los Mexicanos”, “los Palmeños” y “los Locos Yam” (Chocó); “los Pachenca” (Magdalena); “los Costeños”, “los Pepes” y “los Rastrojos Costeños” (Atlántico).