Desde su llegada a Colombia el pasado 4 de marzo, Salvatore Mancuso ha estado encarcelado en La Picota de Bogotá por los requerimiento de jueces de Justicia y Paz; aunque inicialmente se dijo que el exjefe paramilitar quedaría en libertad, en el camino quedó establecido que la decisión no estaba en manos de una sola autoridad, ni de su asignación como gestor de paz, en cambio, se sortea entre una y otra sala de la justicia transicional.
Este miércoles, Mancuso volverá a presentarse ante el magistrado de Justicia y Paz de Barranquilla, Carlos Andrés de Pérez, quien deberá informar si esa sala revoca las 33 medidas de aseguramiento que le fueron impuestas por delitos cometidos cuando delinquía como jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Previamente, la Fiscalía General y delegados del Gobierno Nacional solicitaron al magistrado autorizar la libertad para que, en el menor tiempo posible, el temido excomandante pueda adelantar las actividades asignadas por el presidente Gustavo Petro.
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Una posición contraria es la de la Procuraduría General que pide no avalar la excarcelación en tanto se resuelven un par de interrogantes, entre ellos, las labores específicas de Mancuso en libertad y su influencia sobre los actuales grupos paramilitares.
Para el Ministerio Público, el Gobierno no ha especificado “cuál es la estructura de alto impacto que representará Mancuso y dónde está el documento en que lo designen como tal”. Así mismo, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz tampoco ha delimitado el tiempo por el que se levantarán las medidas.
El órgano de control recordó además que el Clan del Golfo ya dijo que Mancuso no está autorizado como vocero.
Además, para la procuradora delegada es sospechoso que las Autodefensas Unidas de Santa Marta hayan autorizado a Mancuso para representarlos en diálogos con el Gobierno, esto dicen, hablaría de la cercanía entre el excomandante de las AUC y ese grupo armado ilegal.
A su vez, Mancuso aseguró que no ha sido nombrado vocero de ningún grupo armado e insistió que su rol es ser el puente entre el Gobierno y las organizaciones al margen de la ley para buscar la paz.
Le pide a las autoridades recordar que lleva más de 17 años preso, varios de ellos sin ningún tipo de comunicación, por lo que sería imposible que tuviera alguna vinculación con grupos paramilitares.
Lo cierto es que al menos hasta el próximo viernes, Mancuso estará en La Picota y que, como ya se demostró, su libertad no es un hecho, y no es por nada, el excomandante aún tiene pendientes muchas verdades y reparaciones, fue el responsable de miles de hechos criminales, asesinatos, secuestros, torturas y violaciones a derechos fundamentales. Al final no son los jueces los que traban su salida a las calles, es la resistencia a la impunidad de su legado criminal.