El 30 de julio, el narco uruguayo Sebastián Marset fue ubicado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, pero logró escapar secuestrando brevemente a tres policías. Esto puso en marcha un gran operativo policial, con 3.000 efectivos, para tratar de evitar que abandone el país.
Lo último que se supo de él es que viajaba con dirección norte en una vagoneta blanca de lujo, acompañado de su esposa, la uruguaya Gianina García Troche, y de sus tres hijos menores de edad. En otros dos vehículos iban sus guardaespaldas. La orden de captura y las fotografías de los dos sospechosos se ha publicado en los medios de comunicación.
Te puede interesar: Bukele desplegó 7.000 soldados y 1.000 policías para cercar toda una región
El avistamiento del narcotraficante se produjo durante la intervención policial de ocho de las múltiples propiedades que, se presume, Marset tiene en la capital boliviana. En su mansión recién estrenada y en otras casas de los barrios más ricos de Santa Cruz, la fiscalía boliviana decomisó 17 fusiles y una pistola, 1.915 municiones, chalecos antibala y 37 vehículos. Los tres policías que estuvieron a punto de capturarlo fueron reducidos por hombres armados con fusiles.
Dos de los policías escaparon rápidamente y uno fue detenido y golpeado, y luego liberado. Los sospechosos huyeron en cuatro automóviles de lujo, pero durante su escape abandonaron uno de ellos.
Marset tiene un amplio prontuario por tráfico de drogas en Uruguay y Paraguay, donde vivió entre 2018 y fines de 2021. En ese momento apareció en Dubái, donde lo detuvieron por llevar un pasaporte paraguayo falsificado. Desde prisión tramitó su pasaporte uruguayo a través de un abogado y se lo concedieron, ya que en ese momento no era reclamado por la policía de su país, sino por la paraguaya. Esto causó un escándalo político y una investigación en Montevideo.
Después de ser liberado en Dubái, en febrero de 2022, Marset desapareció. Ahora se sabe que volvió a Sudamérica, pero ya no a Paraguay, sino a Bolivia. Desde aquí, supuestamente, dirigió el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci.
El presidente Gustavo Petro acusó a Marset de haber ordenado en mayo de 2002 el asesinato en Colombia de Pecci, que estaba en ese país por su luna de miel. Se supone que el uruguayo de 32 años pagó 500.000 dólares a los sicarios que dispararon contra Pecci.
Este fiscal estaba detrás de la operación judicial A Ultranza Py, que poco antes había desmantelado la banda que, se presume, dirigía Marset y que se relaciona con el Primer Cartel Uruguayo. Se cree que el delincuente, que se camuflaba como empresario de espectáculos y del fútbol, enviaba cargamentos de droga, probablemente de origen boliviano, a través del Paraguay hacia Europa.
También puedes leer: Donald Trump, imputado por sus intentos de revertir el resultado de las elecciones de 2020
En Bolivia vivió con la identidad falsa de Luis Paulo Amorím Santos, brasileño, y se convirtió en propietario del club de segunda división Los Leones F. C. del municipio de El Torno, cercano a la ciudad de Santa Cruz. Marset no solo era el administrador del equipo, sino que jugaba algunos de sus encuentros. También hacía ostentación de riqueza y un deslumbrante estilo de vida.
La prensa boliviana se pregunta por qué no se lo detuvo antes si, según las autoridades paraguayas, el dato de que vivía en Bolivia había sido comunicado a la policía boliviana en septiembre de 2022. Hasta ahora las autoridades, que acusan a “Amorim” de 10 delitos, sobre todo por el secuestro de los policías que querían detenerlo, han arrestado a 12 personas relacionadas con él, inclusive un entrenador y un futbolista de Los Leones F. C.. El Gobierno boliviano no se ha pronunciado sobre el caso.