Pocas horas después de ser designada Alicia Arango como ministra del Interior, su primer pronunciamiento fue el relacionado con la reforma pensional, que se constituirá en una modificación a la estructura del sistema de protección a la vejez.
Según ella, los cambios en el sistema de pensión público en Colombia cobijarían a los hombres y mujeres que le falten ocho o más años para alcanzar la edad de jubilación, aclarando que no se modificará la edad de retiro, que la tasa de cotización y la edad de sobrevivencia hacen parte de los puntos que no serán modificados en el marco de la futura reforma a la que hoy hacemos alusión.
Obviamente que la proyectada reforma pensional deberá ser conciliada con los trabajadores y con los empresarios, porque entre otros temas plantea que los cambios en el régimen de prima media no cobijen a quienes están a menos de ocho años de pensionarse, es decir, a los hombres de 54 años o más y a las mujeres mayores de 49; esto, porque como se sabe, la edad de pensión en hombres es de 62 años y de las mujeres de 57.
Hay que tener en cuenta que en Colombia existen actualmente solo tres millones de pensionados y 23 millones de trabajadores, fenómeno que obedece a varias razones, entre las cuales porque muchos no logran alcanzar el número de semanas cotizadas; se les pasa la edad por la informalidad o porque ganan menos del salario mínimo; hay que advertir igualmente que el 75% de los pensionados ganan menos de dos salarios mínimos.
Consideramos que en lo relativo a pensiones en Colombia algunas medidas deben estar direccionadas a generar equidad y a cambiar muchas de las fórmulas anteriores.
Por lo pronto se asegura que no será eliminado el régimen de prima media de Colpensiones y que el Gobierno pretende hacer una especie de pirámide donde en la parte más alta esté el sector más desprotegido.
Lo cierto es que, sea cual sea el nombre de la propuesta, hay temas que vienen latentes desde mucho tiempo atrás y que por el hecho de venir aplazándose la reforma a las pensiones, cada día los cambios se hacen más necesarios, es decir sobre los puntos que no dan espera y las razones por las cuales necesitan ser modificados.
Como es sabido el esquema de aseguramiento en pensiones existente en la actualidad en nuestro país, se desarrolla en dos regímenes, uno público y otro privado, los cuales se establecieron en la década pasada, época en que la expectativa de vida de los colombianos era de 71 años, mientras que actualmente es de 76 años en promedio.
Es evidente que en nuestro país los pensionados representan una mínima cobertura, teniendo en cuenta que de acuerdo a las estadísticas conocidas solo una de cada tres personas en Colombia se logra pensionar, lo que se puede considerar como una ínfima cifra, al tiempo que se ha podido constatar que muchas personas no logran la pensión debido a los altos niveles de informalidad, las dificultades de encontrar trabajo, de tener una permanencia y la poca disciplina en lo que respecta a la cotización durante su vida laboral, son aspectos que nos hacen concluir que una reforma laboral es una necesidad.
Hay que mirar las oportunidades desde el punto de vista laboral, para así lograr que más personas entren al sistema pensional y cómo existirían en el país procedimientos idóneos con la finalidad de otorgar mayores incentivos para el fomento de la formalidad.
En este tópico se han venido realizando intentos, pero es mucho lo que queda por hacer; ciertamente se han planteado diversas ideas que deberán ponerse en práctica como la iniciativa de implementar el establecimiento de las cotizaciones por días o por horas, por lo que valdría la pena tenerlas en cuenta, ya que se constituirían en el comienzo de las soluciones requeridas, para que muchos puedan permanecer incluidos en la economía del salario mínimo.
Lo que sí aseguró la ministra Alicia Arango es que los cambios que se producirán en la comentada reforma pensional será sometida a la consideración del Congreso y no incluirá aumento alguno en la edad de pensión ni en el número de semanas cotizadas.