La industria financiera colombiana venía hablando de suplantación de identidad como un problema creciente, pero ahora enfrenta un número que cambió la conversación: las pérdidas potenciales podrían superar los 50 billones de pesos en 2025.
Esa cifra, que hasta hace poco parecía impensable, se convirtió en la oportunidad -y el ultimátum- para acelerar la modernización de los sistemas de prevención. El obstáculo es evidente: los ataques ya no se ejecutan de forma manual, sino con IA que genera identidades sintéticas, deepfakes y documentos falsos en segundos.
En Bogotá, el análisis de Sumsub, Orangepill, Lemon y Colombia Fintech dejó una conclusión clara. Como dijo Herrera Zumztein, “la prevención debe ser tan ágil y sofisticada como los ataques que enfrentamos y, sobre todo, ejecutarse en tiempo real”.
La decisión estratégica pasa entonces por adoptar infraestructuras de IA capaces de validar biometrías en segundos y leer señales de riesgo que antes eran invisibles. El resultado ya es visible en los países que avanzaron primero: menos fricción, más precisión y una reducción medible de pérdidas. Para Colombia, el reloj ya está corriendo.