Nesreen Hamad, madre de tres hijos, espera ansiosas noticias de su marido, que ha emprendido un duro camino hasta Ciudad de Gaza, concretamente al barrio de Sheij Radwan. Mientras, ella permanece en Deir al-Balah, en el centro de la Franja, donde su familia ha sido desplazada.
«Mi marido partió hoy [domingo, 12 de octubre] hacia nuestra casa en Sheij Radwan. Sabíamos que fue bombardeada, pero verlo con nuestros propios ojos fue todavía más doloroso», comentó a DW por teléfono. Su casa está destruida y gran parte del barrio, irreconocible.
Su esposo es una más de las miles de personas que regresaron al norte de Gaza luego de que Israel anunciara un alto el fuego el viernes, 10 de octubre de 2025. Desde entonces, los videos muestran un flujo constante de personas, muchas de ellas a pie, que se dirigen hacia el norte por la carretera costera de Gaza.
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Frágil acuerdo de alto el fuego
Tras rápidas negociaciones indirectas, Israel y el grupo Hamás, considerado terrorista por la UE, Estados Unidos y otros países, acordaron el plan propuesto por Estados Unidos. El acuerdo tiene como objetivo poner fin a la guerra de dos años entre Israel y Hamás.
Muchas de las cuestiones más controvertidas del ambicioso plan estadounidense aún no se han debatido en detalle. Como parte de la primera fase, Hamás liberó el lunes a los 20 rehenes que quedaban vivos, mientras que Israel liberará a casi 2.000 prisioneros palestinos, muchos de los cuales han sido detenidos sin cargos. También se entregarán los cuerpos de los 28 rehenes fallecidos restantes.
La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó ataques contra varias aldeas israelíes, bases militares, y en el festival de música Nova, cerca de la Franja de Gaza. Según las autoridades israelíes, murieron alrededor de 1.200 personas y 251 fueron llevadas a Gaza como rehenes.
La guerra «mató todo lo que había dentro de nosotros»
Hamad confiesa sentirse aliviada por el fin de los bombardeos israelíes, pero la pérdida de su hogar fue otro capítulo doloroso en dos años de desplazamiento y supervivencia. La mujer asegura que su familia ha sido desplazada en 17 ocasiones.
«La guerra ha terminado, gracias a Dios, pero solo después de matar todo lo que había dentro de nosotros. Mató a amigos, familiares y vecinos. Destruyó Gaza. Nos convirtió en ruinas psicológicas. Nos contagió enfermedades, causadas por la falta de medicinas, el desplazamiento y la contaminación del medio ambiente», lamenta Hamad. «Espero que la guerra no vuelva nunca y que no tengamos que volver a experimentar el miedo».
Las Naciones Unidas estiman que alrededor de dos tercios de los edificios de Gaza han sido dañados o destruidos desde el comienzo de la guerra. La Autoridad Sanitaria de Gaza, dirigida por Hamás, informa de que más de 67.000 personas, en su mayoría civiles, han muerto durante los dos años de guerra. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre el Territorio Palestino Ocupado de la ONU se ha referido a la guerra como un genocidio, una acusación que Israel niega rotundamente.
«Israel se ha ganado enemigos para muchos años»
Mahmoud Afif, padre de seis hijos, fue una de las personas que permanecieron en Ciudad de Gaza, incluso cuando el Ejército israelí intensificó sus operaciones para tomarla y ocuparla. Según él, no tenía dinero ni para el transporte ni para el alojamiento en el sur.
«Me movía entre tres lugares diferentes en el oeste de Ciudad de Gaza y, gracias a Dios, ninguno de mis hijos murió, y yo sigo vivo», relata por teléfono desde Ciudad de Gaza. Pero su casa en Shijaiyah ha quedado destruida.
«He perdido mi hogar, el que construí con mis hermanos tras trabajar sin descanso toda mi vida, y todo por culpa de Hamás e Israel», afirma. «Todo lo que ha ocurrido en Gaza durante los últimos dos años no ha servido para nada. Al contrario, ha hecho retroceder a Gaza varios años. Israel se ha ganado enemigos para muchos años».
A pesar del alto el fuego y de la retirada parcial de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a una línea acordada dentro del territorio como parte de la primera fase del acuerdo, el Ejército mantiene el control de al menos el 53 por ciento de Gaza, según funcionarios israelíes. Un vocero de las FDI afirmó que muchas zonas del norte, el este y el sur siguen estando prohibidas y advirtió que entrar en ellas podría «poner en peligro sus vidas».
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A la espera de noticias del norte de Gaza
Faten Lubbad, una joven palestina de Sheij Radwan, también se enteró por sus familiares de que la casa de su familia estaba destruida. A pesar del peligro y los repetidos desplazamientos, la familia trató de permanecer cerca de su hogar, en el norte de Ciudad de Gaza. Finalmente, en septiembre, la intensificación de los ataques israelíes les obligó a huir a Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, donde ella y su familia se refugiaron en la celda de una antigua prisión.
Lubbad no ve futuro para ella en Gaza. «Volver al norte no tiene sentido si hemos perdido nuestra casa; podemos vivir allí temporalmente hasta que nos expidan los pasaportes, [y luego] escapar del infierno de Gaza, primero a Egipto o a cualquier otro país», dice Lubbad. «La guerra en Gaza puede haber terminado, pero el infierno continúa». Y añade: «No sabemos qué futuro nos espera».
Dudas sobre la continuidad del alto el fuego
Sigue habiendo mucha ansiedad en Gaza, ya que muchos residentes dudan de que el alto el fuego se mantenga. A mediados de marzo de 2025, Israel rompió un acuerdo anterior y reanudó su ofensiva. En los últimos días, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido de que Israel volverá a la guerra si no se desarma a Hamás y se desmilitariza Gaza.
Aunque los combates se han detenido, persisten el dolor y el trauma. Los servicios de emergencia de Gaza dicen que aprovecharán el alto el fuego para comenzar a recuperar los cadáveres. Se cree que miles de personas están enterradas bajo los escombros de sus hogares destruidos. Otras fueron enterradas apresuradamente en tumbas improvisadas a lo largo de la carretera o en patios traseros, ya que los combates impidieron celebrar funerales dignos.
Padres como Nesreen Hamad se preocupan por el futuro. Sus hijos llevan dos años sin recibir educación formal y gran parte del sistema sanitario ha quedado destruido. Aunque el acuerdo negociado por Estados Unidos establece que se debe permitir la entrada de ayuda en Gaza, sigue sin estar claro cuánta asistencia humanitaria permitirá Israel a través de los pasos fronterizos.
¿Quién gobernará Gaza?
Luego está la cuestión política de quién gobernará Gaza. El plan propuesto incluye la creación de una nueva administración tecnocrática palestina, supervisada por figuras internacionales, entre ellas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el ex primer ministro británico, Tony Blair. Pero muchos palestinos dicen que se sienten excluidos del proceso de toma de decisiones.
«No quiero a Hamás, ni quiero a ninguna facción palestina», dice Hamad. «Cualquier organismo internacional que pueda gobernarnos y reconstruir Gaza de nuevo sería bienvenido». Mahmoud Afif opina algo similar: «No sé quién gobernará Gaza, pero sí sé que no quiero a nadie de la era anterior», dice, aludiendo a Hamás, que en 2007 arrebató violentamente Gaza a la Autoridad Palestina, que ahora gobierna en partes limitadas de Cisjordania, ocupada por Israel. «Espero, por el bien de mis hijos, que quienquiera que lidere al pueblo les construya un futuro mejor».