Las consecuencias emocionales y corpóreas del estrés académico en estudiantes universitarios

El suicidio es un problema de salud pública a nivel mundial, la organización panamericana de la salud (OPS) reporta que cada año 703.000 personas pierden la vida a causa del suicidio, así mismos reportes a nivel Colombia evidencian para el año 2021 fueron reportados 29792 casos de intentos de suicidio cuya tasa de incidencia es del 58,4 por cada 100.000 habitantes, casos registrados en su mayoría en población adolescente, adultos mayores o adultos con trastornos afectivos, (SISPRO, Observatorio de Salud Mental y SIVIGILA, 2021).

Estos reportes nacionales e internacionales han evidenciado el incremento de conductas autolesivas asociadas a la potenciación del riesgo suicida de los jóvenes universitarios, debido a la pérdida de la esperanza, a la disminución de contactos directos presenciales con pares jóvenes y adolescentes, el incremento de consumo de drogas de alta disponibilidad, sumadas a problemas económicos que ya existían y que fueron potenciados ante la pandemia. Así mismo, el aumento de personas que reportan síntomas de depresión y ansiedad esta alrededor de un 44,7%, en menores de edad evidencian inicios de problemas de salud mental e ideación suicida en el 6.6% de la población adolescente y en el 2021 fueron reportados 2595 casos de intentos de suicidio que para el 2022 llegaron a ser 2664 (Ministerio de Salud y Protección Social, 2023).

Las facultades de ciencias humanas y sociales y educación de la Universidad Cooperativa de Colombia han desarrollado dos investigaciones: Salud mental en estudiantes universitarios y Medición del Nivel de Estrés de los Estudiantes de Pregrado y Posgrado en la UCC, con el fin de tener un panorama más amplio acerca de esta situación y contar con instrumentos aterrizados a la realidad nacional para crear propuestas concretas.

“Debemos recordar que no se debe olvidar que aún se conservan habilidades personales de salud mental positiva en los estudiantes, que serán el punto de partida en la creación de programas promotores del bienestar y la salud mental en este grupo poblacional. Para ello, es necesario realizar actividades y formación con el fin de fortalecer los hábitos saludables de autocuidado y protección a otros”, afirma la docente Constanza Londoño Pérez del programa de psicología de la U. Cooperativa, sede Bogotá.

A continuación, la experta menciona las consecuencias emocionales y corporales del estrés académico que con más frecuencia se presentan en los estudiantes universitarios:

  1. Ansiedad y depresión: La presión de cumplir con las expectativas académicas, las demandas de estudiar para exámenes, completar proyectos y cumplir con los plazos pueden generar una gran carga emocional, lo que puede resultar en síntomas de ansiedad y depresión.
  2. Problemas de sueño: La preocupación constante por el rendimiento académico y las largas horas de estudio pueden causar insomnio, dificultad para conciliar el sueño, despertarse durante la noche y tener un sueño no reparador, lo que puede afectar la calidad del descanso y el bienestar general.
  3. Síntomas físicos: El estrés académico se puede manifestar en síntomas físicos como dolores de cabeza, dolores musculares, problemas gastrointestinales, fatiga y disminución del sistema inmunológico.
  • Cambios en el apetito: Los estudiantes pueden manifestar la pérdida de apetito o una alimentación poco saludable, que conllevan a problemas de nutrición y problemas relacionados con el peso.
  • Cambios de humor: los estudiantes pueden experimentar irritabilidad, cambios repentinos de humor, cambios en la concentración y la motivación, y sentirse abrumados emocionalmente.
  • Aislamiento social: La presión y las demandas académicas pueden hacer que los estudiantes se retiren de las actividades sociales y las relaciones interpersonales, lo que puede tener un impacto negativo en su bienestar emocional y social.
  • Agotamiento y disminución del rendimiento académico: Los jóvenes universitarios pueden sentirse abrumados y experimentar una disminución en su capacidad para concentrarse, retener información y rendir en exámenes y tareas.

Como parte de los resultados que se obtengan de las investigaciones mencionadas, se espera que tanto las Facultades de ciencias Humanas como la Facultad de educación de la UCC generen propuestas para impactar positivamente a los estudiantes de la institución a través de programas de intervención que respondan a las necesidades derivadas de este diagnóstico, coinciden Elizabeth López Pita docente investigadora del programa de Psicología y la decana de la Facultad de educación, Angélica Moya.

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