Restaurar la antigua Escuela Juan XXIII es recuperar un siglo de la historia manizaleña que por poco se viene al piso por cuenta de la desatención gubernamental a la que durante más de una década estuvo sometida.
Sin embargo, desde diciembre de 2021 una alcaldía, la de Carlos M. Marín, decidió apostarle a la recuperación arquitectónica de esta emblemática edificación declarada en 2005 bien de interés cultural de la Nación por su valor histórico. Con el proyecto en mano, el ejecutivo viajó al Ministerio de Cultura, en donde logró la vinculación de esta entidad del orden nacional.
Entre ambos lograron una inversión de $ 24 mil millones, con la cual desde diciembre de 2021 se está pasando de las ruinas al centro cultural más grande e importante de la región. 7 mil metros cuadrados están siendo restaurados para albergar una biblioteca, una videoteca para personas con discapacidad, un museo, una sala de exposiciones, un auditorio, una sala de danzas, un cine y una sala de artes audiovisuales para talleres con la comunidad.
Esta construcción fue reconocida anteriormente como el colegio Alfonso López Pumarejo, el Instituto Universitario y la Universidad Popular, actualmente Universidad de Caldas y fue traslada a otro punto de la ciudad.
Desde hace 11 años esta edificación, la cual tenía capacidad para mil 300 alumnos y 78 aulas de clase, cerró sus puertas y desde entonces no tuvo otro uso, razón por la cuál su estructura llegó a quedar en ruinas y fue considerada en abandono total.
Mauricio García Chiquito, secretario de Obras Públicas de Manizales, destacó este trabajo de recuperación: “Asumimos con total responsabilidad la restauración y transformación de esta edificación. Bien lo dijo el alcalde en su momento, no es una obra que genere popularidad, pero sí la gran satisfacción de devolverle a Manizales 100 años de historia”.
A la fecha, con más de 60 trabajadores, mano de obra local no calificada, se avanza en la cimentación de las partes sur y norte, fundamental para darle seguridad a la estructura. Asimismo, se trabaja en la conservación de las estructuras de madera para darle una nueva apariencia a la antigua concentración escolar.
El funcionario señaló que los trabajos se desarrollan en dos fases. La primera, a cargo del municipio, tiene como objetivo la reestructuración de la antigua escuela. Durante 18 meses las labores se enfocan en recuperar espacios como el techo, las áreas de los entrepisos, las terrazas con cubierta, las graderías con espacios y los acabados de los cielorrasos. Todo esto conservando la arquitectura original.
Asimismo, en la actualidad se ejecutan las obras en la parte posterior de la sede educativa, con excavaciones y construcción de cimentaciones profundas, lo que dará vida al edificio de parqueaderos con los que contará este espacio.
Orlando Marín Mejía, arquitecto de la Secretaría de Obras Públicas de Manizales y supervisor del proyecto, afirmó que “este edificio va a tener aproximadamente 30 parqueaderos para el público en general, para el uso de bicicletas y motocicletas. Para ello, se planeó que el acceso será desde la avenida Paralela. De igual forma, tendrá un acceso interno al segundo piso, bajo una plataforma de ascenso para vehículos”.
Se trata de una inversión sin precedentes que redundará en todos los aspectos de ciudad: su reactivación económica, su historia y su potenciación como gestor cultural en Manizales y toda la región, aseguran los profesionales que trabajan en el proyecto.