Tras cinco días de bloqueos y pasos intermitentes, el tránsito entre la capital del país y Boyacá vuelve a fluir. Gobierno y campesinos sellaron un acuerdo que será oficializado este 9 de agosto en el Puente de Boyacá, cerrando uno de los conflictos rurales más tensos del año.

La protesta campesina que paralizó parcialmente la vía Bogotá–Tunja durante casi una semana llegó a su fin luego de que, en la noche del viernes 8 de agosto, los voceros de las comunidades rurales y representantes del Gobierno Nacional alcanzaran un acuerdo definitivo.
El paro, iniciado por productores agrícolas y habitantes de zonas parameras, buscaba la derogatoria de dos resoluciones que —según los manifestantes— amenazan la actividad productiva y la soberanía alimentaria en la región. Entre ellas, la Resolución 1275 de 2014 del Ministerio de Ambiente, que declaró zona de reserva forestal a El Cocuy, excluyendo su uso para agricultura y ganadería.
Roberto Arango, portavoz de la movilización, advirtió que esta medida ha restringido la frontera agrícola y puesto en riesgo la subsistencia de numerosas familias campesinas. Durante las negociaciones, se planteó la necesidad de encontrar un equilibrio entre la protección ambiental y el derecho a la producción.
Los bloqueos se concentraron principalmente en Ventaquemada, punto neurálgico de la ruta Bogotá–Tunja, y provocaron retrasos prolongados en el transporte de alimentos y mercancías, afectando a miles de viajeros y comerciantes.
La firma oficial del acuerdo se llevará a cabo este sábado 9 de agosto en el Puente de Boyacá, en un acto simbólico que busca sellar la paz social en la región. Según fuentes cercanas al proceso, se incluirán compromisos para la revisión de las normativas cuestionadas y la instalación de mesas técnicas permanentes.
Con la reapertura de la vía, se espera que el flujo de carga y pasajeros se normalice en las próximas horas, mientras las comunidades campesinas mantienen la expectativa de que las promesas hechas en la mesa de diálogo se cumplan sin dilaciones.