Quien haya recorrido el centro de Bogotá se habrá encontrado, en más de una esquina, con una llama siendo jalada por una persona que ofrece la foto emblemática que servirá como recuerdo.
Estos animales permanecen largas jornadas en las calles capitalinas, bajo el rayo del sol e, incluso, soportando la inclemente lluvia, mientras esperan a que algún curioso quiera posar a su lado.
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Pero ese “atractivo turístico” podría llegar a su fin. Al menos así lo anunció el alcalde Carlos Fernando Galán a través de un video publicado en su cuenta de X (antes Twitter), en el que mencionó las nuevas medidas y lo que pasará con quienes usan a estos animales para trabajar.
“Las llamas no son animales autóctonos y están siendo explotadas económicamente con fines turísticos. En algunos casos hay maltrato físico y, en casi todos, maltrato psicológico”, indicó el mandatario distrital.
De acuerdo con Galán, a partir de hoy —y con base en una caracterización inicial ya existente— comenzará un censo que permitirá entender, con mayor detalle, el número de llamas y su estado.
Pero eso no es todo. El alcalde también anunció que las familias o personas que viven de esta actividad económica serán tenidas en cuenta en el proceso, y sus necesidades serán atendidas.
“Todos conocemos a alguien que tiene una foto con una llama, o a un niño que quiere subirse a una llama en la Plaza de Bolívar o en Monserrate para tomarse una foto. Estos animales se han convertido en una actividad turística de Bogotá, pero la verdad es que esto no está bien”, explicó el alcalde.
Así las cosas, el Distrito se propuso brindar una mejor vida a las llamas, al tiempo que acompaña a las familias que dependen de este oficio.
“La idea es darles un nuevo hogar a las llamas, mientras estas familias avanzan en un proceso de reconversión laboral de la mano del Distrito. Para ello, vamos a vincularlas a los programas de capacitación y empleo de la Alcaldía”, concluyó el mandatario.
El anuncio se da casi ocho meses después de que se conociera un caso de presunto maltrato animal, justamente con una llama del centro de Bogotá. A finales de 2024 fue noticia una llama que se habría desplomado, presuntamente por las largas jornadas de trabajo a las que era sometida.
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Si bien el propietario aseguró que Luna —como se llama el animal— se acostó en el suelo para descansar mientras él almorzaba, en su momento el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) retuvo preventivamente a la llama tras emitir un concepto desfavorable sobre sus condiciones de bienestar.
Además de Luna, en ese entonces también se revisó y evaluó el estado de salud de Princesa, otra llama presente en el centro de la ciudad.
Pero las llamas no serían el único problema. Frecuentemente se conocen casos de animales explotados con fines comerciales. Paralelo a lo ocurrido con Luna, también se conoció el caso de un perro que era obligado a permanecer inmóvil, vestido con chaqueta y sombrero, simulando ser una estatua, mientras su dueño pedía monedas a los transeúntes en el centro de la ciudad.