Las autoridades han incautado más de 2.000 autopartes ilegales en Bogotá

Comprar una autoparte ilegal parece, a primera vista, una solución económica. Sin embargo, detrás de cada pieza sin procedencia clara se esconde una cadena de delitos, riesgos y pérdidas. En Bogotá, donde las autoridades han intensificado los operativos contra el mercado ilegal de repuestos, los resultados hablan por sí solos: más de 2.000 autopartes y 800 motores con sistemas regrabados han sido incautados en lo corrido del año. 

El secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, advirtió que cada compra ilegal contribuye directamente a fortalecer las redes que se lucran del robo de vehículos. “Cada vez que alguien compra una autoparte ilegal, fortalece las redes criminales que se dedican al robo de vehículos en la ciudad. Por eso el llamado desde el Distrito es a ser responsables al momento de adquirir estos repuestos, verificar su procedencia, comprar en establecimientos autorizados y exigir factura”, señaló el funcionario. 

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La advertencia no es menor. Quien adquiere una pieza robada o de contrabando se expone al delito de receptación, que contempla penas de hasta ocho años de cárcel. Pero las consecuencias no terminan en lo legal: desde la Secretaría de Seguridad subrayan que hay impactos que comprometen tanto la seguridad vial como el bolsillo del comprador. 

Entre los principales riesgos, las autoridades destacan el peligro para la vida de los ocupantes del vehículo y de otros actores viales, pues un repuesto ilegal puede fallar en cualquier momento y provocar un accidente. Además, instalar una pieza no certificada anula la garantía del vehículo y puede generar daños colaterales que terminan siendo mucho más costosos que la reparación original. 

A largo plazo, los repuestos no certificados tienen menor durabilidad, afectan el funcionamiento general del vehículo y terminan implicando un gasto recurrente para el propietario

Pero quizá uno de los impactos más profundos es el que se produce sobre la economía formal. Cada vez que se compra una autoparte en el mercado negro, se debilita el comercio legal, los talleres y distribuidores que cumplen con los requisitos normativos, pagan impuestos y sostienen empleos formales. La demanda de productos ilegales, por el contrario, alimenta las redes criminales que roban y desmantelan vehículos para mantener activo su negocio. 

Los resultados de las autoridades dan cuenta de la magnitud del fenómeno. En septiembre de este año, la Policía Metropolitana de Bogotá, en articulación con la Secretaría de Seguridad, descubrió 250 motores con identificación falsa escondidos en un sótano del sector de La Estanzuela, en la localidad de Los Mártires, uno de los puntos más golpeados históricamente por el comercio ilegal de autopartes. 

Casos similares se han registrado en el Siete de Agosto y el Restrepo, zonas donde continúan los operativos de control y seguimiento

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Estas acciones, sumadas a las campañas de prevención, han contribuido a reducir los índices de hurto. En lo corrido del año, las denuncias por hurto a vehículos han disminuido un 25 %, y el hurto a motocicletas un 19 %, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Un avance que, según las autoridades, demuestra el impacto positivo del trabajo conjunto entre las instituciones y la ciudadanía. 

El Distrito insiste en que la colaboración ciudadana es fundamental. En caso de conocer talleres o establecimientos donde se comercialicen autopartes ilegales, se invita a reportar la información a través de la Línea contra el Crimen de la Policía: 314 3587212. Cada denuncia, dicen, ayuda a desmantelar un eslabón más de la cadena criminal que afecta la seguridad y la economía de la ciudad. 

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