Aunque en la previa se esperaba una fuerte lucha por la presidencia del Senado entre Lidio García y Alejandro Carlos Chacón, al final terminó retirándose el último de estos y fue una elección de uno. García es el presidente del Senado desde este 20 de julio y hasta el próximo 20 de junio, fin del periodo 2022-2026. Obtuvo 97 votos a favor de 101 posibles.
En medio de las nominaciones, varios destacaron el papel que jugó García como presidente de la misma corporación durante la pandemia. Fue uno de los que aplicó las sesiones virtuales. También destacaron que nominarlo era una forma de cumplir con los acuerdos del primer año legislativo, cuando anunciaron que el último año de presidencias sería para el Partido Liberal y para su más votado, Lidio García.
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García es cercano al expresidente César Gaviria, cabeza de la colectividad roja. Por eso, varios ven con su elección que se prolonga a tres años las presidencias de Senado lejanos al gobierno. Sin embargo, como dijo el ministro del Interior, Armando Benedetti, el Ejecutivo no lo ve como un contrario y espera poder tener un ambiente en la corporación más favorable que el que tuvieron con Iván Name y Efraín Cepeda.
En su discurso de posesión, García reconoció que hay una gran polarización en el país, «que amenaza la institucionalidad» y habló de la tragedia que implicó el atentado contra Miguel Uribe: «es un silencio que nos causa ruido en el alma. Pido, no un minuto de silencio sino un minuto de aplausos por su recuperación». García apuntó que el país «lamentablemente» tenía varias naciones, pero no por la diversidad de la población sino por la polarización. En ese sentido, cuestionó al gobierno de Gustavo Petro debido a que gran parte de esas diferencias parten desde el jefe de Estado.
Lidio García fue crítico con temas como la ‘paz total’, la política sobre el Icetex y el ‘decretazo’: «Ante la duda de la legalidad, no puede asumir funciones propias de la rama judicial». Luego le hizo un llamado al presidente Gustavo Petro, a sus ministros y a los miembros de todas las ramas del poder: «unámonos a través de las grandes transformaciones con un sentido común que es el bienestar de los colombianos». En ese llamado pidió que se den las garantías para a realización de las próximas elecciones.
Habló de la necesidad de una reforma de la salud, pero advirtió que debe hacerse «construyendo sobre los construido». También pidió que se construya una nueva política de educación pública, que incluya mejor educación en los primeros niveles y oportunidades para la educación superior. Por último, apuntó que debe cambiarse las reglas frente a la doble militancia, pues se ha desconocido la voluntad popular por «cosas absurdas». «Es lo más antidemocrático que hemos aprobado».
Lidio García no tuvo oponentes y el gobierno no hizo mucho esfuerzo en buscarle uno. En cambio, se movió con fuerza para garantizarse las vicepresidencias. Aunque Cambio Radical dijo que le cedería al MIRA la primera vicepresidencia ante el comportamiento que tuvieron con la consulta popular, lo cierto es que el Ejecutivo se movió para ganar las otras dos dignidades y casi lo logra.
Antonio Correa, del Partido de ‘la U’, fue el escogido como favorecido por el gobierno Petro para ocupar la primera vicepresidencia. Correa es cercano al gobierno y lo ha apoyado en distintos proyectos, incluso ha abanderado propuestas polémicas como la reconversión del sistema de justicia y paz como vía para el sometimiento de las actuales bandas criminales.
En la nominación de Correa hubo polémica, pues ‘la U’ es un partido mayoritario y el Consejo de Estado fue claro en que la primera vicepresidencia está reservada para una colectividad minoritaria. Incluso, el senador bolivarense en un momento llegó a declinar su aspiración ante esa advertencia. Sin embargo, al no encontrar un reemplazo fuerte, anunció que la retomaba.
A pesar de esta movida, Correa fue derrotado por Ana Paola Agudelo, del Partido Mira. La votación quedó 48 a favor por el de ‘la U’ y 50 por la senadora cristiana. Todo estaba emparejado para la vicepresidencia de Correa, pero su titubeo de último momento terminó favoreciendo a Agudelo. Esta no cuenta con el favor del gobierno Petro debido a que fue una de las que participó del hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima.
La segunda vicepresidencia, que es de la oposición, quedó en manos de un afín al gobierno Petro, Ana María Castañeda, de Cambio Radical. Esta incluso perdió la voz y voto, por orden de su partido, por haber sido afín al gobierno en las sesiones en las que se votó la consulta popular.
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En este caso, su partido iba a nominar al senador Antonio Zabaraín, pero no logró los apoyos suficientes y al final ni siquiera se puso su nombre a consideración. Una de las razones de ello es que los senadores se unieron para darle una “lección” a las directivas de Cambio Radical por la sanción impuesta.
Se unieron para criticar la determinación del Comité de Ética de dicha colectividad de quitarles por todo un año la voz y el voto a Castañeda y al senador Temístocles Ortega por no haber votado en contra de las solicitudes de consulta popular que tramitó el gobierno. Aunque sabían que le daban una dignidad de oposición al gobierno, prevaleció más la intención de los congresistas de enviar un mensaje en contra de una sanción, que consideran, desproporcionada.