Juan Carlos Coronel en la piel de otros artistas en «Coronel en su laberinto»

El músico Juan Carlos Coronel se estrena en una nueva faceta gracias a Coronel en su laberinto, con programa en el que conversa con artistas que marcaron e influenciaron su carrera. En cada episodio sostiene una conversación sincera sobre los miedos, los fracasos y las alegrías de la vida que luego quedan inmortalizadas en canciones.

 

Durante la producción, que es idea original suya, Coronel tuvo la oportunidad de confrontar a sus invitados y a sí mismo en su laberinto, como ese espacio físico o mental conformado por caminos que intencionalmente pretenden confundir a quien transita por ellos; un laberinto en el cual la dificultad no radica en salir de la encrucijada, sino en vivir adentro sin perderse.

 

Seguramente cualquier colombiano sabe quién es Darío Gómez y seguro que si se lo encuentra en la calle o en un ascensor lo saluda como si lo conociera de toda la vida y hasta le entona sus canciones. La fama y el reconocimiento del que gozan algunas personas generan tal cercanía con el público, que en momentos se confunde con la amistad.

 

Por ejemplo, es difícil no cantar Nadie es eterno, pero no es fácil saber que esta legendaria canción de Darío Gómez está inspirada en el antiguo cementerio de San Jerónimo (Antioquia), que fue derrumbado y desalojado para la construcción de viviendas. Si no es fanático es posible que no sepa que el amor por la música nació gracias a su abuelo materno, que en un principio cantó música de parranda o que fueron los oyentes de una emisora quienes lo bautizaron como el ‘Rey del despecho’.

 

Son estos aspectos, precisamente, los que el cantante, productor y compositor Juan Carlos Coronel abarca en Coronel en su laberinto, programa que se estrena este 31 de julio a las 8:30 p.m. en Señal Colombia, canal de RTVC Sistema de Medios Públicos y cuyos capítulos quedarán alojados posteriormente en RTVCPlay, la plataforma gratuita y online de RTVC Sistema de Medios Públicos.

 

“Cada vez que iba a ofrecer una entrevista ya sabía lo que me iban a preguntar. De una u otra forma, los artistas somos seres distintos, pensamos, sentimos y nuestros días son distintos y por lo general, quienes están detrás del micrófono, los que entrevistan no tienen la sensibilidad aguda, no saben cómo es el universo artístico, no saben lo que pensamos, vivimos o sentimos”, dice el artista.

 

Por eso, decidió tomar las riendas y trabajar en este proyecto en el que él pregunta “lo que nos gustaría que nos preguntaran” a sus amigos y colegas Silvio Brito, Darío Gómez, Walter Silva, Maía, Gabriel ‘Rumba’ Romero, Óscar de León, José Alberto ‘El Canario’, Wilfrido Vargas y José Luis Rodríguez ‘El Puma’.

 

Con cada uno establece una conversación sincera en la que hablan sobre música, por supuesto, pero también sobre esos sucesos cotidianos que los convirtió en artistas y los inspiró.

 

En Coronel en su laberinto Silvio Brito dice, por ejemplo, que su gran sueño cuando niño era poder estudiar el bachillerato; mientras que ‘El Puma’ habla de cómo es su vida tras el trasplante de pulmón. Al tiempo Juan Carlos Coronel también tuvo la oportunidad de enfrentar sus propios miedos y el resultado de esta confrontación se verá reflejada en su próxima producción musical.

 

¿Cómo surgió el programa?

 

De mi fijación e idealización de tener un espacio para que los artistas, que tenemos tantas cosas para contar y de las que nos gustaría que nos preguntaran, podamos hacerlo. Esas inquietudes que me amarran, me inquietan o me frustran por momentos y que sé que otros colegas también tienen. Decidí entonces salir de mi casa y confrontar eso.

 

¿Cómo define Coronel en su laberinto?

 

Como un artista dentro de la piel de otro artista; no es un entrevistador tratando de descifrar o adivinar qué es un artista.  Más que un programa, es una vaina divertida donde confronto mis frustraciones, mis sueños, mi visión de la vida y de la profesión. A ese universo no sabe llegar todo el mundo, no todo el mundo sabe auscultar.

 

¿Cómo fue la selección de personajes?

 

Quise aludir e invitar a amigos y colegas que tienen más de 30 o 40 años de carrera para buscar y confrontar esas realidades. Cada uno de ellos ha marcado mi vida, mi carrera, mi pensamiento de la música, como Wilfrido con el merengue u Óscar con su salsa y el bolero. Todos tienen estilos diferentes, cada uno es un universo de posibilidades, son completamente impredecibles y distintos en su estilo, su forma de ser, de vivir, de enfrentarse y verse ante la vida. Han traspasado una cantidad de pruebas para seguir adelante, reinventándose y rediseñándose.

 

¿Cómo se sintió en las grabaciones? ¿Las disfrutó?

 

Sí. No me tuve que forzar, esforzar ni impostar para hacerlo. Todo afloró y todo fluyó. Todo se me facilitó porque en esencia yo soy músico. Más que artista soy músico y ser músico es un ser que Dios pone en el planeta Tierra que siente y piensa distinto a todo el mundo; que convive con temores, miedos, locuras y satisfacciones.

 

El programa es como estar en una charla y un concierto entre amigos…

 

Es como una película rápida en la que transcurren 30 o 40 años en la vida de estos personajes y en la que yo me pongo como unos binóculos para verlos y auscultarlos… y me involucro: soy juez y parte sometiéndome a convivir con ellos en ese universo y a darme cuenta de lo que han sido capaces de hacer, de por dónde han tenido que pasar, lo que han tenido que vivir, lo que han sufrido y padecido…

 

¿Cuál cree que fue el secreto para lograr transitar por los laberintos de sus colegas?

 

Primero, que me hayan abierto las puertas de su casa. Yo pude entrar y convivir uno o dos días con ellos en la intimidad de su hogar, de su universo, de su tesoro más preciado que es la familia. Me permitieron vivir ahí, estar ahí y ser testigo de lo que otros no han podido. Nunca hubo un ‘corta’, todo fluyó. Creo que, con cada artista, logré llegar a donde nadie lo había hecho, que rompí todos los paradigmas con estos personajes.

 

¿Cómo logró esta conexión con los artistas?

 

Es gracias a la música, que nos une y nos pone a jugar como a niños. Con Gabriel Romero me dio por tocar el bajo porque sentía la necesidad de decirle y mostrarle mi gratitud no solo cantando, sino acompañándolo con este instrumento. En las grabaciones no hubo nada premeditado, no tuve que aprenderme una canción de El Canario, de Darío Gómez o de Maía; y cuando decidí interpretar una canción en medio de la conversación fue genuino porque es el lenguaje que hablamos, con el que nos identificamos, es la sensibilidad que sobrepasa cualquier barrera, cualquier idioma.

 

Definitivamente ayudó ser músico también…

 

Yo llevo casi 40 años de carrera, más que algo aprendido, es mi impronta, es lo que yo soy, es mi cédula de ciudadanía… antes que cualquier cosa y cualquier ciudadano, yo soy músico, cantante, artista; y ellos, igual. Es súper apasionante poder llegar a rincones y a ciertas dimensiones de la vida de ellos a donde nadie antes había podido llegar.

 

¿Qué tanto conocía sus historias?

 

Vagamente, lo que muchos conocemos, pero ahí estaba el meollo y la esencia de todo, no preconcebir lo que me iba a encontrar, sino más bien abrir la caja de pandora de cada uno de ellos porque no tiene sentido comenzar a leer o buscar en internet o que un libretista escribiera el guion o los laberintos a descifrar… yo quería exacerbar los ánimos, las frustraciones, los miedos, las alegrías. Más que un entrevistador fui un descubridor y un ‘autodescubridor’ porque aprendí a ser valiente en muchas cosas que me daban miedo.

 

¿Y qué fue eso que ‘autodescubrió’?

 

Cada uno me dejó una enseñanza, unas motivaciones. Por ejemplo, a uno de estos personajes no tengo cómo pagarle que abriera un baúl de cosas que yo subvaloraba, o que de pronto desconocía. Ese artista, genio de la música, sin ningún tipo de pretensión logró que yo me dedicara a componer y a escribir ¡y de qué manera! De hecho, en el disco que estoy preproduciendo once de las 15 canciones son escritas por mí.

 

¿Cómo es su relación con los laberintos?

 

Simpática, porque me hacen entender que nada en la vida es regalado o fácil, que ni los artistas tenemos todo resuelto. Mientras en los escenarios esbozamos una sonrisa, una carcajada y recibimos los aplausos, muchas veces tenemos infiernos y tempestades por dentro. Una de esas tempestades, que me ha acompañado tanto tiempo, me la resolvió uno de los personajes que entrevisté. Si no hubiera hecho Coronel en su laberinto y si no me hubiera confrontado, no la hubiera resuelto.

 

Descripción de capítulos.

 

Silvio Brito: De labrar la tierra pasó a labrarse una carrera exitosa en la música vallenata gracias a su voz melodiosa y dulce, contraria a las voces que se escuchaban en esas épocas de Rafael Escalona y Jorge Oñate. Su apuesta por las canciones con líricas románticas y su timbre potente y afinado, tres de sus éxitos se consideran himnos de este género. Desde la plaza Alfonso López se narra la historia de cómo llegó a sus manos la canción que identifica el Festival: Ausencia sentimental, un tema que incluso fue grabado y archivado por otros artistas del género.

 

Darío Gómez: Coronel viaja desde la costa atlántica hasta Antioquia para adentrarse en el contexto de una cantina. Allí se habla sobre amores y desamores al compás de una música popular y sentida. En este capítulo se conoce el increíble mundo de El Rey del Despecho y se conocen detalles personales de su vida, esos que lo marcaron hasta el punto de ser la clave de su éxito y aprovechar el espacio para contar anécdotas e incluso cantar a dúo.

 

Walter Silva: Coronel visita en Villavicencio a El turpial del Llano, para descubrir su historia, conocer de cerca su cultura e intercambiar saberes.  Es un encuentro entre el Caribe y el Llano. Una charla sobre los bellos paisajes de los Llanos orientales, de la vida de un campesino, de la familia y de los amigos. Cada una de sus canciones es una historia con protagonistas de carne y hueso. Silva habla de sus inicios, la importancia del género y su recuperación después del Covid-19.

 

Maía: Un viaje al Caribe para conocer su infancia jugando en las calles de Puerto Colombia y sus inicios musicales en los concursos del colegio. Con su desparpajo hace reír y sin tapujos abre el corazón para hablar de sus laberintos y salidas. Entre risas, lágrimas y dichos, comparte su espíritu festivo y alegre, algunos detalles de sus dúos con artistas de otros países, nominaciones al Grammy, y su exploración de diversos ritmos y expresiones musicales.

 

Gabriel ‘Rumba’ Romero: Es un colombiano que se destaca por sus letras versátiles y sus composiciones llenas de alegría caribeña. Lleno de carisma y anécdotas redescubre su pueblo natal y la ciudad donde se forjó musicalmente. Cuenta su historia llena de travesías y cómo logró posicionarse en las emisoras nacionales e internacionales. Cuenta de sus inicios, cómo conoció al maestro José Barros y cómo compuso la canción más conocida de la tradición colombiana: La Piragua.

 

Oscar de León: el protagonista de esta historia es una constelación musical no solo para su natal Venezuela sino para Colombia y el resto del mundo, como uno de los más grandes exponentes de la salsa. Desde Miami, Oscar y Juan Carlos, acompañados de los timbales y el contrabajo, hacen un compendio de la vida musical de El Faraón de la salsa. Sus remoquetes, sus inicios, su musa y gran amiga Celia Cruz, los cantantes con los que compartió y admiró y el transcurrir de su vida entre un hogar y los escenarios del mundo, son parte de la conversación.

 

José Alberto ‘El Canario’: abre las puertas de su casa en Miami para mostrar sus espacios más íntimos, llenos de nostalgia y alegría. A través de su colección de discos de oro, premios y reconocimientos, recorre también la historia de la época de oro de la salsa que se originó en New York. Habla del amor de madre, su infancia, sus sueños de juventud y sus oportunidades no desperdiciadas para llegar a la cima del éxito.

 

Wilfrido Vargas: en este capítulo se conoce la vida y obra de El rey del merengue. El dominicano cuenta que en la época más dura de República Dominicana logró coronarse y llevar consigo la responsabilidad de un género que apenas iba tomando forma y fuerza, sin embargo, se dio a la tarea de modificarlo creando un sello personal que se hizo internacional: el merengue.

 

José Luis Rodríguez: en este capítulo la historia completa y datos exclusivos de la celebridad musical también conocido como El Puma. Juan Carlos Coronel logra por medio de la entrevista obtener datos importantes del proceso musical de José Luis, además de adentrarse en la vida personal y conocer la otra cara de este artista venezolano.

 

 

 

 

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