sábado 20 abril 2024
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El lucrativo negocio migratorio del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega - Google

El lucrativo negocio migratorio del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega

La pista del aeropuerto internacional de Managua, el Augusto C. Sandino, tuvo un mes de octubre intenso: en ella aterrizaron un promedio de 18 vuelos chárter al día provenientes, en su mayoría, de Haití.

Vuelos cargados con miles de haitianos que usan Nicaragua como trampolín para llegar a Estados Unidos y evitar el brutal paso por la selva del Darién en Colombia y Panamá. Se trata de una oleada masiva en la que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha encontrado una manera eficaz de hacer negocios: ingresos por los aterrizajes de las aeronaves fletadas y una serie de cobros oficiales y extraoficiales a cada migrante; ganancias que se traducen en varios millones de dólares mensuales, de acuerdo con fuentes aeroportuarias y migratorias consultadas.

Así como sucedió con los cubanos, Nicaragua no le exige visado de ingreso a los haitianos. Manuel Orozco, el experto migratorio del Diálogo Interamericano, señala en su más reciente informe que los datos de vuelos de agosto a octubre de 2023 apuntan a más de 260 aviones fletados que llegaron a Managua, es decir, alrededor de 30.000 haitianos.

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“Esto supone casi el 60 % de todas las llegadas de haitianos a la frontera entre Estados Unidos y México. Algo similar ocurre con los vuelos de La Habana a Managua, que suman unos 50 vuelos mensuales durante 2023, es decir, 5.700 pasajeros de media al mes, el 40% del número de llegadas a la frontera entre Estados Unidos y México”.

El flanco más lucrativo del negocio migratorio de los Ortega-Murillo es el cobro de un impuesto de ingreso al país que imponen a los haitianos, pero que empezaron a aplicar también a los cubanos. Por norma general, todo extranjero al ingresar a Nicaragua “deberá cancelar un arancel turístico de 10 dólares americanos”.

“Están exentos de dicho arancel los ciudadanos de los países del Convenio CA-4 (Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua)”, establece la Empresa Administradora de Aeropuertos Internacionales (EAAI). No obstante, a los migrantes les cobran entre 150 y 200 dólares de ingreso. Se trata de un cobro discrecional, coinciden dos fuentes allegadas al aeropuerto Augusto C. Sandino.

“El funcionario migratorio decide cuánto cobrarles a los haitianos, pero suele ser entre 150 y 200 dólares. Esa gente viene desesperada por pasar a Estados Unidos y termina pagando ese dinero. Traen dinero porque muchos venden sus casas, pertenencias u otros familiares en Estados Unidos financian el viaje, entonces pagan para que no los detengan. Cuando pagan, a unos les dan un papel hecho a mano por el oficial migratorio en el que le dan cinco días para abandonar Nicaragua. En otros casos no les dan nada y a otros ni les sellan el ingreso en el pasaporte. Es todo discrecional y hasta se presta para corrupción entre los agentes porque todo es en efectivo”, insiste otra fuente cercana a Migración y Extranjería de Nicaragua.

Si se hace el cálculo de 31.000 haitianos que han ingresado en las últimas semanas por un cobro promedio de 150 dólares por cada uno, el régimen de Ortega y Murillo agrega a sus arcas 4,65 millones de dólares.

Aterrizar un chárter cuesta entre 2.000 a 3.000 dólares, en función del tamaño de la aeronave y los servicios que se requieran del aeropuerto. Es decir, uso de manga para desembarcar, uso de escaleras, estibadores para descargar equipaje, recargo de combustible, uso de hangar, entre otros servicios.

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“A estos chárteres que están viniendo de Haití les cobran un promedio de 2.000 dólares, básico, porque no hay manejo de equipaje. La gente viene sólo con una mochila y se baja del avión. Además, el landing fee tiene que ver con el tamaño del avión. Los que vienen de Puerto Príncipe han sido, en su mayoría, pequeños: tipo Embraer 175. Caben en ellos entre 50 y 75 asientos”, explica la fuente asociada al negocio de los vuelos fletados.

Si se toma en cuenta el promedio diario de 18 chárteres aterrizando en el Augusto C. Sandino desde Haití, República Dominicana e islas Providenciales, con un costo base de 2.000 dólares por landing fee, se trata de 36.000 dólares diarios. Es decir, aproximadamente unos 1,08 millones de dólares mensuales.

Sin embargo, la estimación puede variar porque se siguen registrando vuelos chárteres desde Cuba, así como otros tres provenientes de Kirguistán que pasaron por Bulgaria e hicieron escala en Managua en septiembre. Eran aviones más grandes: Airbus 330.

Otro aspecto del negocio migratorio de los Ortega-Murillo es el impuesto de salida que imponen a los vuelos chárter, una decisión ejecutada con la llegada de los vuelos de Puerto Príncipe. El tributo se llama “Derecho de terminal para pasajeros salientes” y las fuentes ligadas a la industria aeronáutica catalogan como “improcedente”. Usualmente, ese impuesto se incluye en el precio de los tickets redondos, y es de 44,23 dólares.

Cuando se trata de un pasaje de una sola vía, es decir de ingreso como el que compran los miles de migrantes, no solía cobrarse.

“Han encontrado una nueva forma de sacar más dinero al cobrar el impuesto de salida a pesar que los chárteres regresan prácticamente vacíos. Es absurdo, porque la mayoría de esos pasajeros salen por tierra hacia Estados Unidos”, explica la fuente.

Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) muestran esa diferencia entre embarques y desembarques durante 2022 en el Augusto C. Sandino: 634 800 pasajeros entraron por vía aérea a Nicaragua, pero sólo 312 400 salieron de la misma manera. Si se multiplica esos 44,23 dólares por 31.000 haitianos que ingresaron en las últimas semanas por el Augusto C. Sandino, se recaudó la suma de 1,37 millones de dólares en impuesto de salida.

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Panamá y Colombia buscan flujo migratorio seguro por el Darién - Google

Panamá y Colombia buscan flujo migratorio seguro por la selva del Darién

Los presidentes de Panamá, Laurentino Cortizo, y de Colombia, Gustavo Petro, conversaron sobre «la migración irregular y abordaron métodos para lograr un flujo migratorio ordenado y seguro» a través de sus fronteras, que viven una crisis sin precedentes por el paso de viajeros, en un encuentro en el marco de la Asamblea General de la ONU, informó este martes el Gobierno panameño.

Los gobernantes de Panamá y Colombia, que comparten frontera terrestre (la jungla del Darién) y marina (el Caribe y el Pacífico), trataron «sobre migración irregular para un flujo ordenado y seguro por» los límites de ambos países, dijo un comunicado oficial sin más precisiones.

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La peligrosa jungla del Darién, un parque nacional panameño de más de 500.000 hectáreas, está siendo utilizado desde hace varios años como paso de miles de migrantes procedentes de todo el mundo, muchos movilizados por traficantes, que se dirigen hacia Norteamérica, especialmente Estados Unidos.

Más de 370.000 personas, especialmente venezolanos, han cruzado este 2023 la jungla, una cifra sin precedentes, de acuerdo con las estadísticas de Panamá, el único país del continente que ofrece a los migrantes en tránsito asistencia sanitaria y de alimentación, además de tomar sus datos biométricos.

El país centroamericano reclama a los países del sur más compromiso en el manejo de este flujo, que ha llevado al límite sus capacidades de asistencia, como han explicado funcionarios del Ejecutivo panameño, que han descartado el cierre de la frontera selvática con Colombia, como han planteado algunas voces en el país, porque materialmente es imposible hacerlo.

En ese sentido, el presidente Petro dijo a medios en Nueva York que no considera eficaz el que se aborde la crisis migratoria en el Darién desde una posición de «reprimir, cerrar fronteras».

«Los poderes políticos de este país (EE.UU.) nos han pedido que tapemos el tapón, como si eso fuera fácil; que construyamos una especie de muro para que no pase la gente hacia los EE.UU.; nos han pedido que corramos en cierta forma la frontera de México con Estados Unidos en sus puestos de migración para que se instalen puestos de migración en Colombia», algo que el Gobierno estadounidense ha desmentido.

Petro, cuyo Gobierno no ha tomado ninguna medida concreta para atender la crisis humanitaria en la frontera, considera que para reducir el flujo se deben atajar problemas en los países de origen.

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Durante el encuentro, Laurentino Cortizo y Gustavo Petro «acordaron activar la Comisión de Buena Vecindad, con la finalidad de atender temas bilaterales, estrechar los vínculos que unen a ambas naciones y fortalecer las relaciones», dijo el comunicado oficial panameño.

Esta comisión fue creada en noviembre de 1992 como un mecanismo de seguimiento y articulación de esfuerzos encaminados al desarrollo de las zonas fronterizas entre Colombia y Panamá, explicó el Ejecutivo panameño.

Los mandatarios además hablaron «sobre el avance de la interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia, un proyecto de un aproximado de 500 kilómetros de línea eléctrica entre ambos países y que su capacidad de transporte de energía se estima en 400 megavatios».

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Panamá analiza cerrar frontera con Colombia por migración por el Darién - Google

Panamá analizará cierre de frontera con Colombia para frenar migración por el Darién

Panamá tomará medidas “contundentes” para frenar la ola migratoria que trata de llegar a Estados Unidos por la inhóspita selva del Darién, en la frontera con Colombia, anunciaron este miércoles las autoridades panameñas, que denunciaron una supuesta falta de cooperación internacional.

“La comunicación y el manejo que ha tratado de darle Panamá (a la migración) a través de la cooperación internacional ha caído en oídos sordos, hay países del sur que no le están prestando la debida responsabilidad a este tema”, dijo en conferencia de prensa el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino.

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“Lógicamente, Panamá debe tomar sus decisiones internas y externas” y en los próximos días “estará tomando medidas y acciones contundentes” para frenar la migración, añadió Pino sin dar detalles.

Según datos oficiales, en lo que va de año más de 307.000 personas han cruzado el Darién, una cifra superior a la de todo el año 2022, cuando 248.000 migrantes hicieron esa travesía.

Esta frontera natural, de 266 km de largo y 575.000 hectáreas de superficie, se ha convertido en un corredor para los migrantes que, desde Sudamérica, tratan de llegar a Estados Unidos a través de América Central y México.

En su mayoría son venezolanos, pero también destacan los ecuatorianos y los haitianos. Las autoridades panameñas, que han instalado albergues junto a organizaciones internacionales, también han detectado un número creciente de ciudadanos chinos.

Los extranjeros cruzan la jungla pese a estar plagada de peligros, como animales salvajes, ríos caudalosos y bandas criminales. Además, Estados Unidos ha advertido de que no permitirá ingresar a su territorio a quienes entren de manera irregular a Panamá.

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Este miércoles, representantes gubernamentales de 23 países firmaron un comunicado conjunto en el que reconocen “la necesidad de generar acciones coordinadas” para prevenir la “migración irregular” y perseguir a los traficantes de personas.

Sin embargo, las autoridades panameñas reclaman una mayor implicación internacional.

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